La central hidroeléctrica de Casas Nuevas, en Marmolejo, construida sobre un molino del siglo XV, ha sido el último bien que ha pasado a engrosar la Lista Roja que la Asociación Hispania Nostra elabora sobre el estado de ruina de los bienes del patrimonio español. Pues bien, con el molino de Casas Nuevas, una de las primeras centrales hidroeléctricas que se incluyen en este listado, ya son 26 los diferentes bienes patrimoniales de la provincia jiennense que tienen el triste honor de figurar en este fatídico ránking.
La capital jiennense acumula hasta cuatro enclaves en la Lista Roja: el yacimiento de Otíñar, con restos que van desde el Neolítico a época medieval; el viejo cementerio de San Eufrasio, clausurado para enterramientos en 2002 y declarado en 2011 Bien de Interés Cultural; los restos arqueológicos de la Judería de Jaén; y la iglesia de San Miguel. En el resto de la provincia aparecen en esta lista los castillos de Chincolla (Villanueva del Arzobispo), Bujaraiza (parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas), la Peña de Martos, Villardompardo y Bedmar, la Torre Benzalá de Torredonjimeno, la Ermita de San Antón en Alcaudete, la de San Bartolomé de Úbeda, la iglesia de Santo Domingo de Silos y el convento de San Francisco de Alcalá la Real, el Palacio de Garcíez, la Casa Palacio de los Condes de Torralba de Torrequebradilla o el Convento de Santo Domingo de La Guardia de Jaén. En la Lista Negra (elementos patrimoniales ya desaparecidos) tan solo figura la antigua Cárcel modelo de Úbeda.
Pero hay otros cinco enclaves monumentales que han abandonado en los últimos años la Lista Roja para incluirse en la Lista Verde, todo ello tras desaparecer el riesgo de ruina que presentaban tras las intervenciones realizadas. Son los casos del Puente Mocho, en Chiclana de Segura; la Iglesia de San Lorenzo y la Ermita Madre de Dios, en Úbeda; el Oratorio de Valdecanales, en Rus; y la Iglesia de Santo Domingo, en La Iruela.
El último bien incluido en la Lista Roja de Patrimonio ha sido la central de Casas Nuevas, un complejo enclavado en el centro del río Guadalquivir, que incluye dos molinos harineros y una central hidroeléctrica. La central fue construida sobre los molinos, por lo que los restos de los mismos, se pueden ver en la parte inferior de la estructura. La central hidroeléctrica comenzó a funcionar en 1916 y dejó de funcionar en 1964, siendo desmantelada en la década de los 70. En el año 2000 pasó a ser propiedad de ENDESA, quien mantiene actualmente la titularidad. Los molinos constan de dos torres que albergaban tres muelas cada una. En la estancia que los acoge se pueden observar diversas inscripciones antiguas que comprenden fechas, el año 1877, varias estrellas de David y algunas marcas de cantero. La presa de elevación que cubre el rió llega a alcanzar un desnivel de 6,5 metros. Sobre la misma se pueden ver los antiguos engranajes -actualmente oxidados e inmóviles- que abrían o cerraban las compuertas de la presa. El edificio de la central presenta una planta rectangular y está construido con la técnica de la mampostería. Las esquinas y huecos están reforzados con ladrillo macizo a cara vista.
El complejo, según certifica Hispania Nostra, se encuentra abandonado y en mal estado de conservación. Además, está expuesto al expolio y al desgaste que suponen las riadas y crecidas del Guadalquivir y su constante discurrir. La cubierta de la central está completamente destruida y el edificio se encuentra abierto. Y algunas estructuras de los antiguos molinos están parcialmente enterradas por sedimentos. Presenta, por tanto, peligro de ruina de un singular ejemplo de aprovechamiento hidráulico a través de los siglos y del escenario documentado de la batalla entre el Condestable Luchas Iranzo y el Marqués de Villena en septiembre de 1466.