¿Qué haría si pudiese cambiar el momento más traumático de su vida? Si hubiera una manera en la que dar marcha atrás, actuar de otra forma y llevar consigo el aprendizaje, avanzar en el lugar que uno se siente atrapado, ¿y si esa experiencia dejase de doler? La terapia de regresión o vidas pasadas consiste en ello, así lo asegura la coach y terapeuta
Susana Villegas, quien es miembro de la directiva de la
Asociación Española de Terapia Regresiva (AETR). “Es traer a la consciencia hechos que están grabados en el subconsciente de traumas sin resolver de esta u otras vidas, para ser trabajados terapeuticamente y sanar”.
Raiman Moody llegó a la vida de Susana a través del libro Vida después de la vida. Con ello se abría el mundo de la terapia de regresión para Villegas, algo que marcó un antes y un después en su vida. “Lo leí sin ser consciente de la trascendencia que tendría, terminé de leerlo horas antes del fallecimiento de mi padre, este libro hizo que pudiera llevarlo hacia la luz”. Pero tuvieron que pasar unos años para que esta terapia se anclase en su vida, porque Susana, como coach, se daba cuenta que los usuarios llegaban con un problema identificado, que sabían cómo querían estar, el objetivo al que llegar e incluso contaban con las herramientas para hacerlo, pero entonces no paró de preguntarse “¿qué les impedía avanzar teniéndolo todo?”. Ahí nació todo.
Recientemente, la jerezana a coescrito junto a otros once terapeutas el libro
El alma sin velo, una publicación en la que cada profesional especializado en esta materia trata un tema diferente visto en consulta a través del testimonio del paciente después de la regresión o meses después, que es cuando mejor se aprecian los resultados.
“Es una obra magnífica porque además creo que es pionera en este campo, un libro de fácil lectura muy agradable, una transcripción exacta de la regresión tal cual se practicó. El proyecto impulsado por la AETR tiene como objetivo divulgar esta técnica y que se llegue a hermanar la espiritualidad y la ciencia. Como Einstein decía la ciencia sin religión está coja, y la religión sin ciencia está ciega, somos mente, cuerpo y espíritu, si no trabajamos a nivel de salud cualquiera de estas partes el trabajo no está completo”.
A la terapia regresiva se accede a través de una emoción, “ se entra en un estado expandido de consciencia que con los cinco sentidos no se podría, sin necesidad de hacer hipnosis, se va a la raíz del problema, donde el alma quedó atrapada, que pudo originarse incluso en el vientre materno, has podido hacer tuyas los miedos, creencias, inquietudes de tu madre porque pasamos nueve meses dentro de su campo y esto te puede condicionar el resto de tu vida. Es la parte más dura de la técnica, tienes que vivir todo lo que viviste en ese momento, pero en ese atrapamiento dirás y harás, y cuando lo haces liberas y te liberas, cuantos más atrapamientos menos energía y menos vitalidad”.
Qué pasa entonces con la eterna pregunta, ¿destino o casualidad? Las causalidades, esa es la respuesta de Susana.
“Todo pasa por algo, aquello que estas viviendo en esta vida no es por casualidad ni porque te haya tocado sufrir, todo forma parte del proceso evolutivo del alma, es justo lo que tenías que vivir para descubrir el verdadero ser de luz”.
En esta vida, en este plano estamos para recuperar asignaturas pendientes de vidas pasadas, de ahí bebe la terapia de regresión, “nadie nos va a evaluar ni habrá un examen final, el universo no entiende ni de bien ni de mal, solo de equilibrio”.
¿Siempre se acaba encontrando el camino que debemos tomar? Desde esta técnica aseguran que sí que nuestro “yo superior” tiene una paciencia infinita, para el que el tiempo no existe, “esperará el tiempo necesario hasta que asumamos lo que tenemos que asumir. El objetivo del alma es aprender a amar y a perdonar en cada experiencia”.
Llegados a este punto, queda hablar de cómo se gestiona la muerte desde la terapia de vidas pasadas.
“Tras la muerte física lo que queda es el alma, que se encarna pudiendo cambiar de personaje pero que vuelve a repetir el mismo patrón hasta que se haya aprendido la lección, y entonces no sea necesario encarnar. Cuando pierdes el miedo a la muerte, empiezas a vivir y eso es mágico”.