La cuarta edición de la Bienal Canela de San Roque ha finalizado con el éxito de costumbre. La localidad campogibraltareña sirve nuevamente de ejemplo en su apuesta por la cultura flamenca desde el acierto absoluto en tiempo y formas. Si bien existen corrientes más afines a las vanguardias como es el caso de la Bienal de Sevilla, tan criticada por un importante segmento de la afición y crítica, en este rincón de la provincia de Cádiz se sigue apostando por la tradición y por artistas sustancialmente relevantes para los más exquisitos.
Por el escenario del Teatro Juan Luis Galiardo han ido desfilando desde el 6 de octubre primeras figuras como La Macanita, Israel Fernández, Pastora Galván, entre otros. Además del principal espacio escénico de la ciudad, también ha habido escenarios paralelos como el Palacio de los Gobernadores o las peñas flamencas.
Estrella Morente fue la encargada de bajar el telón, plato fuerte en el programa de actividades. Pero si hay una noche especial de cuantas se celebran es la elegida para hacer entrega del galardón al artista homenajeado, que en este caso recayó en Luis El Zambo, reconocimiento que ya recibieron otros veteranos como Pansequito o Juanito Villar ediciones atrás. Luis se mostró felizmente agradecido.
La dirección de esta Bienal valora profundamente la capacidad de transmisión del homenajeado, esa forma singular de ejecutar los cantes de su tierra, Jerez. Y es que El Zambo irrumpió hace dos décadas largas para consolidarse como referente para las futuras generaciones. Pescaero de profesión, dejó el cuchillo y el afilaor de sus puestos de pescados para dedicarse al cante gracias a la apuesta personal de Moraíto y otros tantos que vieron en el un diamante en bruto. Así fue, como argumentó en su discurso Manuel Curao, presentador. Luis agradeció con sus palabras el premio, recordando a Canela de San Roque como “uno de los grandes que te crujían los huesos”.
De las fiestas y reuniones familiares pasó a formar parte de las programaciones más destacadas del país y Europa, incorporándose a espectáculos como los de Miguel Poveda o más recientemente Joaquín Grilo. Santo y seña del barrio de Santiago, defiende, como así demostró en San Roque, la bulería para escuchar tan propia de su casa de los Rincones y Sorderas, y recordando a su tía María Bala en algunos instantes impagables de la soleá. Por bulerías casi no tiene rival, juega con el soniquete vertiginosamente y hace bailar al más pintao. Estuvo acompañado por Miguel Salado.
Noche grande de cante con Jesús Méndez, vendaval mesurado por la experiencia que vive un momento de gracia en su carrera con un perfil de altas cotas. Estuvo acompañado por Pepe del Morao en la bulería por soleá, tientos y tangos, bulerías y fandangos a viva voz. No podía faltar el leco de José Canela, heredero coronado por la brillantez de una garganta prodigiosa que sacó de sus pulmones, con el toque de Manuel Jero, lo mejor de sí por soleá, tangos, bulerías, seguiriyas y fandangos.