Gibraltar vivió ayer un año más la jornada festiva del 10 de septiembre, National Day, en la que miles de gibraltareños salieron a las calles para conmemorar la unidad de pueblo y el logro de sus derechos. La que durante años fuera una jornada política de reclamación de la autodeterminación del Peñón, ha sido por tercer año consecutivo un día de fiestas sociales en las que la nota predominante volvieron a ser los colores de la bandera gibraltareña, el rojo y el blanco, que pudieron verse en vestimentas, adornos y pinturas.
Aunque en cierta manera se esperaba que la problemática que se está viviendo con el peaje se dejara ver en el ánimo de las celebraciones, los gibraltareños, en su mayoría, decidieron optar por la diversión, dejando a un lado las polémicas.
La plaza John Mackintosh fue por tercer año el centro de los actos cívicos y miles de gibraltareños se congregaron frente a la balconada del Ayuntamiento donde el alcalde, Tony Lombard, se dirigió a los presentes leyendo la Declaración del Día Nacional.
Lombard explicó que esta jornada supone la unión del pueblo para recordar a pasadas generaciones de gibraltareños y otras nacionalidades que se sacrificaron para conseguir lo que Gibraltar es hoy en día. La celebración, añadió, debe estar marcada asimismo por el compromiso hacia una sociedad basada en los principios de los derechos humanos, democracia y justicia social.
Otro de los puntos destacables de este día, es expresar la solidaridad del Peñón para con aquellas personas, locales y extranjeras, que no atraviesan buenos momentos económicos, sociales o personales y necesitan apoyo.
Asimismo se persigue con esta festividad declarar que Gibraltar está abierto a relaciones amistosas y de cooperación, sobre la base del respeto mutuo, con todos los países y pueblos que comparten los valores de esta comunidad.
Finalmente, leyó el alcalde, se celebra “nuestro inalienable derecho como pueblo a determinar el futuro de Gibraltar, nuestra tierra, de acuerdo sólo con nuestros deseos, derechos y aspiraciones”.
Reconocimiento
Los actos habían comenzado a las 11.00 horas con una fiesta en la calle y disfraces para los más pequeños. Desde el medio día organizaciones benéficas locales se encargaban del reparto de bebidas y platos típicos del Peñón en puestos callejeros situados alrededor de la plaza.
A las 12.50 el coro de estudiantes del colegio Sagrado Corazón interpretó dos canciones y el alcalde recordó el nombre de la persona que este año recibe el Medallón de Gibraltar. Se trata de Bernard Linares, por su contribución a los intereses del pueblo y sus servicios a la educación, la política y la religión.
Tras la lectura de la Declaración el alcalde pidió la suelta de los tradicionales globos rojos y blancos, que volaron desde la azotea del edificio del Parlamento, haciendo las delicias de mayores y pequeños y poniendo fin al principal acto oficial de la jornada festiva.
La fiesta se trasladó posteriormente al centro de ocio de King´s Bastion, a Casemates y al Rock on the Rock Club. La jornada concluyó como es tradicional con un espectáculo de fuegos artificiales desde el Detached Mole.
El ambiente que se vivió durante todas las celebraciones fue bastante bueno y quedó marcado por la ausencia de incidentes que reseñar.
Cada cual a su manera supo aprovechar el día para conmemorar un año más la festividad y aunque el Gobierno desde 2008 quiso restarle su significado político a la jornada, son muchos los que cada año saldrán a la calle para responder a las pretensiones españolas.
Caruana
Integrado entre la multitud de gibraltareños que asistían a los actos cívicos en la plaza John Mackintosh, se encontraba el ministro principal del Peñón, Peter Caruana, quien declaró tras la suelta de globos que esta era la forma en que el Peñón celebraba su identidad como pueblo, de la que todos deberían estar orgullosos. Los valores, la comunidad, la unidad y la determinación, fueron los principios resaltados por Caruana, quien destacó que no sólo celebraban esta festividad para que se viera desde fuera sino para reforzarse desde dentro.
En respuesta a la problemática del peaje, el ministro principal subrayó que la fecha no servía para conmemorar ningún problema, pero matizó que “el pueblo de La Línea sabe que existe una relación especial entre nuestro pueblo y el suyo, que no se va a ver empañada por las declaraciones inacertadas de un político de turno”. Añadió que “la solidaridad entre los pueblos, la amistad y las relaciones, están muy por encima de todo eso, pero esta unidad que hoy demostramos en las celebraciones sería la misma con la que responderíamos a cualquier acto de agresión contra Gibraltar, como pudiera ser restringir nuestro derecho de circulación como ciudadanos europeos en el siglo XXI”.
Concluyó Caruana señalando que “Gibraltar no va a decidir su relación con La Línea en general por las actuaciones, por muy poco acertadas que sean, de su alcalde. Por ello si Alejandro abandonara lo que ya parece imposible, todavía estaríamos a tiempo para salvar las formas”.
Acto paralelo
Por tercer año consecutivo la promesa se cumplió y el grupo en pro de la autodeterminación de Gibraltar (SDGG) congregó junto a los líderes socialista, Joe Bossano, liberal, Joseph García y progresista, Keith Azopardi, en la plaza de Casemates a unas 2.000 personas que, hombro con hombro, se reunieron para alzar la voz en defensa de su tierra y de sus derechos.
Menos que en la edición 2009, sorprendió que los exaltados ánimos no se trasladaran a esta celebración alternativa.
El portavoz del SDGG, Dennis Cardona, abrió las intervenciones señalando que este acto es necesario en la celebración del Día Nacional “actuando como uno para conseguir lo que queremos”. Cardona prometió para 2011 una celebración política “más intensa”.
La iniciativa del alcalde linense, Alejandro Sánchez, de establecer el polémico peaje, centró las tradicionales críticas al Estado español.
El líder del Progressive Democratic Party (PDP), Keith Azopardi realizó una llamada a los ciudadanos, “especialmente cuando vemos peligrar nuestros derechos”.
Azopardi fue el político más duro en su intervención, aunque un año más fue Joe Bossano el más aplaudido. El progresista aseguró estar en contra de la reclamación española, de las incursiones en las aguas y del peaje y envió un mensaje al alcalde linense: “tu peaje es inaceptable, ilegal y nunca será aceptado, nunca, nunca, nunca. Alejandro, de Gibraltar ya te puedes ir olvidando”.
Por su parte el líder del Liberal Party, Joseph Garcia, basó su intervención en reiterar el derecho a la autodeterminación del Peñón, que significa que la última palabra en decidir el futuro de la tierra, es de los gibraltareños y “cuando decimos un no a España, este no debe ser respetado”.
Bossano
Fue sin duda el líder socialista, Joe Bossano quien más aplausos y vítores recibió durante su intervención, demostrando así una vez más que cuenta en el Peñón con miles de fieles seguidores de todas las edades. Bossano explicó que el pueblo tenía que continuar luchando “porque el enemigo sigue presionando”.
El líder socialista pidió a los gibraltareños que no olvidaran lo que el Peñón pasó en la época de Franco, una situación que según sus palabras ha estado presente hasta la actualidad con otro discurso. “La espera española no tiene sentido porque nunca estarán aquí”, destacó, añadiendo que el Peñón es “una nación y debe aprender de su historia para seguir protegiendo su futuro”.
Con relación al peaje, el líder socialista declaró antes de subir al estrado que “si es ilegal poco hay que hablar al respecto y si puede llegar a ser una realidad, hay que ver que causará a La Línea más perjuicios que beneficios”.
Bossano, con su tradicional sentido del humor, manifestó que si él fuera ministro principal de Gibraltar, "Alejandro no pondría un peaje", alegando que existen otras formas y maneras para ayudar a la ciudad.