El Ministerio de Defensa español ha dibujado un escenario política y militar en el Mediterráneo y, concretamente, en el Estrecho de Gibraltar, donde apela a la necesidad de una mayor coordinación entre los diferentes territorios para alcanzar mejores resultados en materia de seguridad antiterrorista y de lucha contra las drogas.
Así lo expresa el departamento que dirige la ministra Carme Chacón en la última monografía realizada por el Centro Superior de Estudios de Defensa Nacional (Ceseden), que se ha centrado en el análisis de la situación actual del Mediterráneo.
El informe, que dedica una amplia reflexión al papel que juegan en dicho marco geopolítico los emergentes países árabes de la ribera del Mediterráneo y de Oriente Medio, dedica parte de su planteamiento a la situación en el Estrecho de Gibraltar.
Y una de las conclusiones que alcanza el mencionado informe es el progresivo control en la frontera campogibraltareña del tráfico de hachís, al tiempo que admite el crecimiento del tráfico de cocaína a través de esta ruta, una situación que fuera advertida ya años atrás, a través de las páginas de EL FARO INFORMACIÓN, por el presidente de la coordinadora comarcal antidroga Alternativas, Francisco Mena.
Así, el informe del Ceseden especifica que la puesta en marcha de una Estrategia Nacional de Lucha Antidroga, desde el año 2005, está produciendo resultados alentadores, como pone de manifiesto el Órgano Internacional de Control de Estupefacientes de Naciones Unidas (INCB) que subraya en su último informe que “la superficie total de los cultivos de cannabis se ha reducido en un 55%, pasando de 134.000 hectáreas en 2003 a 60.000 hectáreas en el año 2008”.
Sin embargo, advierten que “el desarrollo en los espacios más desérticos y menos controlados de un camino africano de la cocaína que se dirige hacia Europa, es facilitado por el grado elevado de corrupción local, la porosidad de las fronteras, la ausencia de formación de las policías locales y la existencia de sistemas judiciales inadecuados. Las drogas procedentes de Sudamérica llegan a los puertos del África Occidental desde donde, atravesando Nigeria, Guinea y Senegal, alcanzan el norte de África, para desde allí ganar Europa”.
En este sentido, y apuntando de forma clara a la situación del Estrecho de Gibraltar, principal foco de esta nueva tendencia, el Ministerio de Defensa apunta que “el crecimiento de las redes criminales relacionadas con el contrabando de mercancías y drogas, el tráfico de inmigrantes o la prostitución, que se extiende por todo el norte de África hasta alcanzar el territorio comunitario, constituye un problema real de seguridad, que exige una ampliación de la dimensión geográfica de la actual estrategia de cooperación, que integre en su globalidad toda la amplia región sajelo-magrebí”.
Cooperación
Así, el Ceseden dibuja un panorama en el Mediterráneo y, de forma más concreta, en el Estrecho de Gibraltar, en el ve necesaria una mayor coordinación para la seguridad conjunta de los territorios, entendiendo que “las distintas iniciativas de cooperación regional que han visto la luz en las últimas décadas, no han cumplido el nivel de expectativas con que se lanzaron”.
No obstante, contemplan que las últimas evoluciones del panorama internacional, marcadas por fenómenos tales como la mutación del terrorismo internacional, el incremento de las redes de criminalidad, la pervivencia de las tensiones interestatales, o la incidencia sobre la región de problemas demográficos o el insuficiente desarrollo económico, han modificado esta visión.
“Ahora comienza a considerarse la elaboración de respuestas integradas ante estos problemas de seguridad como un interés común. En las nuevas circunstancias definidas por un entorno más globalizado, resulta más fácil la interacción y la cooperación entre los distintos Estados mediterráneos y entre los distintos subespacios de los que forman parte”, concluyen.