La llegada del Niño Dios se celebra en Jerez entre villancicos, panderetas, zambombas, cajones flamencos y botellas de anís (vacías, para tocar). La música es un componente imprescindible para celebrar la Navidad como solo esta tierra sabe hacerlo y buena prueba de ello es el gran abanivo de letras que atesora ese libreto popular. Desde las más ortodoxas como el Tiene María, Estaba Santa María, Los caminos se hicieron o Camina la Virgen Pura, hasta los más profanos como el Estando un curita o La Micaela. Pasando, por supuesto por otros grandes clásicos como Calle de San Francisco, el Marinerito Ramiré, el Leru, Leru, el Melo, Melo o Los Quintos.

Como todo en la vida, la música en la Navidad y las zambombas ha ido evolucionando con el paso de los años. Atrás quedó eso de que solo se cantara en antiguos patios de vecinos o en espontáneas quedadas entre amigos que acababan con una candela en medio. Desde hace ya un tiempo la presencia de grupos y coros se ha convertido en un gran reclamo. De hecho, raro es ver el cartel anunciador de una zambomba en la que no aparezca la frase ‘Con la actuación de...’ antes de uno o varios nombres que nos suenan a todos.

En este amplio calendario de eventos, el tiempo de la tarde, normalmente, es el que se elije para rellenar con distintas actuaciones. Esto ha provocado que se hayan ido creando diferentes formaciones que, siendo más o menos profesionales (la gran mayoría son gente amateur), dedican gran parte de su tiempo en las fiestas a poner su voz y su música para ambientar las zambombas. Ni que decir tiene la de tiempo de ensayo que ello conlleva. Y lo cotizado que se están volviendo algunos de ellos, con fechas cerradas prácticamente de un año para otro.

Entre todos estos coros hay algunos que destacan por esa poca disponibilidad ante tantísimo contrato. Gloria Bendita es un grupo de amigos que disfruta a su forma de este periodo tan particular. Raro es ver una gran zambomba en la que no se encuentre este grupo poniendo su nota simpática y amable. Y ojo, intentando hacer siempre participar a la gente, que en esto consiste esta fiesta. Además de poner alguna que otra nota de humor, si no que se lo digan a San José, que era carpintero, y al Niño, que vendía la viruta.

Por otro lado está también el Grupo Alba. En este caso, con un nivel impresionante. Con la guitarra de Lupi y con voces tan contrastadas como la de la artista Pilar Jordán hacen las delicias de todo aquel que los escucha. En su caso, estos días atrás han estado por Budapest llevando la esencia de la zambomba tradicional jerezana cantando en el Centro Cultural Eötvös10 de la capital húngara. La zambomba traspasa fronteras y este grupo jerezano es un buen testigo de ello. Rocieros de los de siempre se les puede encontrar cada año en la Romería de la Blanca Paloma cantándole al Simpecado de Jerez a su entrada en la aldea por la calle Bellavista. Ahora, en este tiempo, cambian las sevillanas por las coplas al Niño Dios para mantener esa impronta tan jerezana en forma de villancicos y cantes por bulerías.

Estos son solo dos ejemplos de los muchos coros y grupos que durante estas semanas ponen sus voces y su música al servicio de la Navidad de Jerez. Tembleke o Duende son otros buenos ejemplos de ello. Y también están las hermandades, que tienen coros propios para cantar en sus propias zambombas y para asistir a fiestas de otras cofradías hermanas para apoyar en la labor que realizan.

Por último, siempre quedan los más nostálgicos. Los que salen un poco de los grandes hits de la Navidad. Que no son tanto de ver a la Virgen lavar y a San José tender y sí de otras letras que se van perdiendo como Los Segadores, Al pasar por Casablanca o Las doce palabras retorneadas (entera, que es como tiene mérito). Aunque para esto haya que conformarse con un día a las 8.00 de la mañana