El motivo es que esa era la hora que había marcado el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Algeciras, Jesús Madroñal, para efectuar la reconstrucción de los hechos que acabaron con la vida del empresario algecireño Agustín Vecín en su domicilio del número 10 de dicha calle, la madrugada del pasado 26 de agosto.
Poco a poco, fue llegando al lugar del crimen la comitiva judicial, compuesta por cinco fiscales, el juez, la secretaria judicial y los integrantes del grupo I de la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional.
Finalmente, y en vehículos aparte, trasladaron a la citada calle a los cinco imputados en el homicidio: un ciudadano marroquí, un boliviano y un mexicano; y dos menores de edad, uno marroquí y el otro español.
Los tres primeros llegaron en los últimos días al centro penitenciario de Botafuegos en Algeciras, dado que hace varios meses que permanecen internos en la cárcel Puerto II, a donde Instituciones Penitenciarias adoptó la medida de traslado debido a la presencia en Botafuegos de un funcionario de prisiones familiar de la víctima.
Además, según fuentes judiciales consultadas por este periódico, los tres internos mayores de edad permanecen recluidos en la prisión portuense en una cédula de aislamiento, desde la que sólo se les permite la comunicación con sus abogados.
Hasta el lugar de los hechos trasladaron también a los dos menores, uno de los cuales está en un centro de reforma juvenil de Carmona (Sevilla), y los cuales acudieron en calidad de testigos, ya que ellos son juzgados por el juez de menores, y quien los citó fue el Juzgado de Instrucción.
Reconstrucción
Uno a uno, y de manera individual, los acusados fueron siendo trasladados a la vivienda donde se produjo el homicidio de Agustín Vecín, para que relataran a los agentes cómo se produjeron los hechos.
En función de la información con la que cuenta la Policía, el primero en entrar en la vivienda fue el marroquí menor de edad, ya que fue este el que entró en la vivienda a través de la ventana. Posteriormente, le abrió la puerta a los otros dos cómplices que permanecían fuera: el otro marroquí y el boliviano.
En esta primera parte de los hechos, todas las versiones coinciden. Los jóvenes prepararon el robo de la vivienda, con el objetivo de sustraer objetos de valor y los dos coches de alta gama (Audi y Mercedes) que el empresario algecireño guardaba en el garaje.
Luego, ya en la casa, se produjo un forcejeo con la víctima, a la que acabaron maniatando y amordazando con un calcetín en la boca, el cual acabaría provocándole la muerte por asfixia.
Es en este punto, donde las versiones de los jóvenes comienzan a entrar en contradicciones. Uno a uno, el resto de los imputados fue entrando en la vivienda, y todos se iban echando la culpa mutuamente del fatal desenlace de lo que había sido pensado como un robo.
Respecto del resto de los acontecimientos de la madrugada del 26 de agosto, las versiones vuelven a ser coincidentes. El ciudadano mexicano aparece a posteriori, una vez que ya ha ocurrido todo. Y el otro menor, el ciudadano español, ni siquiera entra en la vivienda.
De momento, continúa el proceso instructor, en el que los cinco están imputados por homicidio, robo con violencia, hurto y uso de vehículo.
