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La clase media, como diana

En la tertulia de café decía que le tenía que pagar a Hacienda prácticamente lo que ganaba en un mes cuando había cobrado 3 mil euros menos

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La gran perjudicada de esta crisis que no cesa es, sin género de dudas, la clase media, la clase que se decía acomodada, la que se había metido en la hipoteca, en el pisito, la que se se daba algún garbeo por el mundo en esos cruceros veraniegos que, me cuentan, también van a menos. La clase media, la de la paga fija a final de mes, la que está completamente controlada es la diana sobre la que van todos los dardos. Y es que, en una de esas conversaciones de café matutino, uno de los tertulianos maldecía en arameo, que nunca he sabido como se maldice así pero que es una frase muy recurrente, porque le tenía que pagar al fisco una cantidad que se iba por encima de los mil euros. Decía que prácticamente tenía que pagar lo que ganaba en un mes, en un mes cualquiera del año porque, por lo que apuntaba, las supuestas pagas extraordinarias las tiene prorrateadas y ni en diciembre ni en este mes de julio le llegan ingresos dobles.  Y lógicamente se tiraba de los pelos porque el hombre, además, había estado metido durante todo el año pasado en una de esas historias modernas de las empresas, me decía que un erte, un erte que no es un ere sino que seguía trabajando a media jornada, que en definitiva era a jornada completa según explicaba, aunque ganaba el veinticinco por ciento menos o algo así, que la realidad es que el improvisado tertuliano, al que no conocía de nada, estaba nervioso y hablaba con tanta rapidez que a veces era complicado entenderle. En definitiva, que  al currante del erte le habían pagado en 2012 unos dos mil quinientos o tres mil euros menos y se las prometía muy felices este año con la tributación a Hacienda. Pero cuando fue a hacer la declaración se topó con la cruda realidad. No solo no tenía que pagar menos que en la declaración anterior, sino que tenía que abonar un dinero por encima de los mil euros. No se lo explicaba, aunque parece que el gestor le trató de indicar que le habían descontado muy poca cantidad de IRPF y que finalmente tenía que pagar la diferencia de lo que no había cotizado. Y el tío se fue y nos dijo que alguno de nosotros pagase el café, porque no tenía un puto euro, con perdón, en el bolsillo

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