El desplome de un falso techo de escayola en una vivienda situada en la calle Nuestra Señora de las Lágrimas ha vuelto a poner en guardia a los vecinos de la barriada de La Asunción, que lleva años reivindicando la rehabilitación de unos edificios que presentan carencias más que evidentes.
El presidente del colectivo vecinal, Francisco Soto, ha estimado en más de medio centenar el número de edificios que precisan de una intervención por parte de las administraciones públicas, haciendo valer además el compromiso adquirido años atrás por la Junta de Andalucía en virtud del cual asumía el coste del 75 por ciento de las obras.
Hasta 19 bloques cuentan con la documentación necesaria y los proyectos pertinentes para la ejecución de esos trabajos, que quedaron interrumpidos en 2010 y de los que apenas ha vuelto a saberse nada. El problema es que la situación “se está agravando cada vez más” y ya son varios los propietarios que han abandonado sus viviendas ante su estado de deterioro, encontrando cobijo en domicilios de otros familiares.
Soto recuerda que estas situaciones se vienen dando en la barriada “desde 1984”, ya que se trata de “un barrio muy antiguo” en el que además las inversiones públicas se han podido contar con los dedos de una mano.
Los vecinos ya han puesto en conocimiento del Consistorio lo ocurrido estos últimos días en la vivienda de la calle Nuestra Señora de las Lágrimas, con idea de que los técnicos de Urbanismo evalúen la situación real en la que se encuentra el edificio y pueda de este modo descartarse la existencia de daños estructurales.
Francisco Soto alude también al problema ya denunciado años atrás en un bloque de la calle Amargura, con varias de sus viviendas apuntaladas, lamentando que hasta ahora todas las “promesas” formuladas por los representantes de las administraciones públicas hayan quedado “en el aire”.
Incluso, el presidente de la asociación de vecinos recuerda el caso de una joven pareja que adecentó su vivienda con idea de contraer matrimonio y que aún no ha podido residir en ella dados los problemas que presenta el edificio.
El único consuelo que queda a los vecinos de la barriada de La Asunción es que “todavía no ha ocurrido ninguna desgracia”, más allá de la incomodidad que representa para algunas familias convivir con puntales y con el temor de que el desplome de falsos techos pueda ser un adelanto de algún siniestro de mayor gravedad.
El caso es por tanto similar al que se vive en La Constancia, donde igualmente se viene reivindicando la rehabilitación de los edificios.