Cada día se parecen más Bossano a Landaluce y Caruana a Moratinos
Miles de gibraltareños volvieron a celebrar ayer el National Day, el día de Gibraltar, el día que los gibraltareños conmemoran en cierto sentido su independencia y los más de trescientos años que llevan ya separados de España. No obstante, la particularidad de los últimos es que curiosamente la sociedad llanita está dividida, al igual que sus dos grandes partidos políticos, a la hora de celebrar esta efeméride. Desde que el gobierno de Peter Caruana decidió darle a esta celebración solamente un carácter lúdico y social la oposición que abandera Joe Bossano decidió por contrario darle aún incluso más un matiz político y nacionalista. En la jornada de ayer, miles de gibraltereños acompañaron tanto los actos de un bando como los de otro. Y una vez más fueron las encendidas arengas de Bossano las que sonaron más fuertes en la plaza de Casemates al gritar frases como que “Gibraltar nunca será español”, entre otras lindezas y críticas a Moratinos, a los problemas de la frontera y de las aguas limítrofes.
Realmente, cada día más se parecen aunque sus posturas sean radicalmente contrarias tanto el líder de la oposición gibraltareña, Bossano, como el líder de la oposición española en el Campo de Gibraltar, José Ignacio Landaluce. Los dos defienden las posturas más radicales y ultras de las relaciones entre España y Gibraltar. Y en medio, también cada día se parecen más en sus mensajes y posturas los dos líderes que gobiernan actualmente en cada lado de la verja: Peter Caruana y, en su caso, el ministro de Exteriores español Miguel Ángel Moratinos. Ambos están por la labor de un acercamiento paulatino entre las dos partes sin querer profundizar ni uno ni otro en el espinoso tema de la soberanía. Con la creación del Foro de Diálogo tripartito entre España, Reino Unido y Gibraltar el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero ha abierto una nueva puerta a las relaciones entre las dos fronteras: la del acercamiento para conseguir algún día la integración del Peñón en España. La otra postura, con el mismo fin, es la que defiende el PP y que se ha llevado a cabo durante años, que es la de no darle ni agua a Gibraltar. Para los gibraltareños, ninguna de las dos va a valer para ceder la soberanía a España; al menos, de momento.