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El Martes Santo de Jerez presume ya de Salud

La incorporación de la hermandad de San Rafael engrandece aún más la otrora jornada más breve de la semana

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La Salud a su llegada a La Asunción

Los Judíos de San Mateo

La salida del Desamparo desde San Mateo

La Clemencia por las calles de su barrio

La Hermandad del Amor

Jesús Cautivo

Humildad y Paciencia

La Defensión

La del Martes Santo es una de las jornadas de más reciente creación de la Semana Mayor jerezana, ya que ni siquiera ha cumplido su primer centenario. De hecho fue en 1923 cuando la Hermandad del Desconsuelo procesionó en este día por primera vez, ya que anteriormente lo había hecho entre el jueves y el viernes, incluida la madrugada. El Martes Santo de 2019 anota ya en su libro de registro la incorporación de su sexta cofradía, la Hermandad de la Salud de San Rafael, que sigue los pasos todavía recientes en el tiempo de Humildad y Paciencia y La Clemencia, que llegaron a esta jornada procesional en 2014 y 2005, respectivamente. Hasta hace apenas quince años por tanto, la nómina del Martes Santo estaba integrada únicamente por tres cofradías: La Defensión, El Amor y El Desconsuelo.

Esta nueva página para la historia de la Semana Santa de Jerez empezó a escribirse a las tres de la tarde en la barriada de Federico Mayo con la salida a la calle de los primeros nazarenos de la Hermandad de la Salud, que visten túnica y antifaz de sarga de color morado con botonadura y capa blanca con el correspondiente cíngulo morado y blanco. Lucía el sol en la plaza de San Rafael y la brisa apenas se dejaba sentir a esa hora de la tarde. La finalización de la cruz de guía constituyó uno de los estrenos materiales del cortejo nazareno. Se trata de una obra de estilo rocalla de madera sobredorada y a juego con el canasto del paso de misterio que está realizando Juan Carlos García.

La parroquia de San Rafael no se concibió para la salida de cofradías de ningún tipo. De ahí que el Nazareno de Fernando Aguado -que abraza la cruz- tenga que hacerse a la calle desde un salón anexo en el que fue necesario ejecutar obras de ingeniería cofradiera. El canasto se mostró salpicado con flores en tonos morados y rojos, una combinación que se está repitiendo en numerosos exornos. La cuadrilla de costaleros que manda Ildefonso Oñate puso al Señor en la calle y sonaron las primeras marchas de la Agrupación Musical San Juan. Hasta tres composiciones engarzó la banda jerezana, en lo que sin duda se antojó una declaración de intenciones por parte de la nueva cofradía.  

 

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Era la imagen ya conocida de la tarde del Sábado de Pasión, pero con el convencimiento de que conforme se ganaran metros al itinerario se estaba también haciendo historia. De momento, y cuestiones cofradieras al margen, lo cierto es que el Señor de la Salud bendijo las obras de reurbanización que se han acometido estos últimos meses en la zona de La Hoyanca, una cuesta que pareció allanar el camino que debía llevar al Nazareno ante el Cristo de la Expiración en la también remozada ermita de San Telmo.  

Pavía, Cerrofuerte, Cruz Vieja, Ramón de Cala, Pedro Alonso, Corredera... Cada metro ganado era un renglón nuevo para la historia del Martes Santo. A las seis y media de la tarde se pidió la venia en el palquillo de la plaza Aladro. Sonaron aplausos de bienvenida y se atisbaron algunas lágrimas tras los morados antifaces llegados desde El Chicle.

Detrás llegaba la Hermandad de la Clemencia, que sabe mucho de esas emociones y que también madruga para ponerse en la calle. A las cuatro de la tarde ya había nazarenos blancos en el polígono de San Benito. El paso del tiempo y la incorporación de nuevas cofradías de barrios cada vez más alejados del centro parece restar ahora importancia a la gesta que en su día realizó esta cofradía, cuya irrupción supuso un antes y un después para la Semana Santa de Jerez.

Se trata de una hermandad que puede disfrutarse en cualquier tramo de su itinerario, pero que destaca sobremanera cuando va ganando metros por las avenidas que la llevan hasta el centro. En el parque de La Unión, sin ir más lejos, dejó hermosos de mucho sabor cofradiero bajo un sol espléndido y una temperatura casi veraniega. El Cristo de la Clemencia fue acompañado por primera vez durante todo el recorrido por su propia banda, que a esa hora de la tarde dejaba en el aire composiciones de corte clásico que realzaban el elegante caminar costalero de la cuadrilla comandada por Eduardo Biedma. Detrás, el palio de María Santísima de Salud y Esperanza, con un exorno floral dispuesto con un indudable esmero y en el que se entremezclaban variedades y colores. Como igualmente se conjugaban las marchas clásicas con otras más contemporáneas en las partituras de la Banda de Música Virgen de las Angustias, de Sanlúcar la Mayor, que se estrenaba ayer tras el manto de esta dolorosa.

La Hermandad de Humildad y Paciencia es otra de las recientes incorporaciones a la tarde del Martes Santo. En esta ocasión retrasó algo la salida al intercambiar su lugar de paso por la Carrera Oficial con La Clemencia. El único paso de la cofradía estrenó trabajos de talla de David Medina. Se adivinan ya unas andas de singular originalidad para la iconografía alegórica del Varón de Dolores, sentado en el Monte Calvario y a la espera de su crucifixión. También se estrenó al frente del martillo Manuel Monje.

La Defensión partió de Capuchinos a las 18.40 horas. Lo hizo con cierta celeridad y sobre el bulevar que divide a la calle Sevilla en dos. El crucificado recibió a su salida la interpretación de la marcha que le dedicara Abel Moreno, interpretada por la Banda de Música de la Soledad de Cantillana. A continuación ya empezaría a sonar el toque clásico de la Banda de Cornetas y Tambores de la Centuria Macarena, que siempre deja en el aire el sabor de las semanas santas de antaño. Detrás llegaría el palio de María Santísima de la O, con rosas de color blanco achampanado y composiciones también de corte clásico. A la salida sonaron Reina y Señora de la O y La Vía Sacra, por citar un par de ejemplos. Martín Gómez y Manuel Jesús Elena son los capataces de ambos pasos.

Para la Hermandad del Amor, la salida de ayer se enmarca en el cincuenta aniversario de la bendición de Nuestro Padre Jesús Cautivo, cuyo paso sigue completándose poco a poco. Fue acompañado por primera vez por la Agrupación Musical Virgen de Valme, de Dos Hermanas. Al frente de la cuadrilla estuvieron David Grilo y Jacinto Gutiérrez. El Santísimo Cristo del Amor y Nuestra Señora de los Remedios componen uno de los grupos escultóricos más brillantes de la Semana Santa de Jerez. La cofradía sobresalió en entornos angostos como la calle Gaitán. Manuel Jaén ejerció como capataz, corriendo la música a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores Coronación de Espinas, de Córdoba.  

Pero el Martes Santo siempre tuvo como referente a la Hermandad del Desconsuelo y al barrio de San Mateo. Fue de hecho la primera cofradía en procesionar en esta jornada y la que abrió la puerta a todo lo que debía llegar con el paso del tiempo. Los alrededores del templo se convirtieron nuevamente en un hervidero desde mucho antes de que a las cinco y media de la tarde abriera sus puertas. Sonaron las marchas de la Agrupación Musical de la Sentencia y la Banda de Música Maestro Dueñas, de El Puerto, para el Señor de las Penas y la Virgen del Desconsuelo. Y sonaron también las saetas a pie de paso, algo que a veces se echa de menos. Hasta seis cofradías coincidían a esa hora en la calle, en un Martes Santo, algo que hace apenas unos años nadie podía siquiera imaginar.   

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