Tras seis semanas inmersos en un viaje al verano de los años 50 en Jerez, el rodaje de ‘El verano que vivimos’, la película que dirige Carlos Sedes (
Velvet,
Fariña) y protagonizan Javier Rey (Gonzalo) y Blanca Suárez (Lucía), llega este viernes a su fin para poner rumbo a Galicia y posteriormente a Valencia en las próximas dos semanas, que es cuando está previsto que concluya la grabación de una cinta en la que “Jerez es un personaje más, igual de importante al que podamos interpretar cualquiera de nosotros”. Son manifestaciones de Rey para definir el peso de la ciudad y sus viñas, sus casas palaciegas, sus bodegas, el centro histórico y su gente, “los mejores anfitriones” en este proyecto, del que ya avanza que los jerezanos “van a sentir muchísimo orgullo y lo van a disfrutar probablemente más que nadie”.
Tanto Sedes, como los encargados de dar vida a Lucía, Gonzalo y Hernán, interpretado este último por Pablo Molineros, mantuvieron ayer un encuentro con los medios para avanzar más detalles de este “drama romántico” que ha convertido a Jerez en un plató de cine durante más de un mes y ha contado con la presencia de más de 1.000 figurantes. Se trata de una gran producción de Atresmedia Cine, Mr. Fields And Friends, Warner Bros. Entertainment España, Bambú Producciones, La Claqueta y 4 Cats.
Sin lugar a dudas Suárez, la actriz del momento, ha sido una de las que más expectación ha despertado durante el rodaje y su estancia en la ciudad y ayer ella misma reconocía que el título de la cinta ilustra a la perfección lo que han sentido todas estas semanas. “Nos han acogido muy bien. Nos hemos sentido todos muy en casa y en una ciudad como ésta es imposible escapar a estar en las calles si tienes un rato libre o escaparte a la costa. Nos han tratado superbien. Nos llevamos un recuerdo de Jerez increíble porque hemos vivido momentos muy especiales y creo que para todos ha sido el verano que vivimos. Hemos hecho una gran familia todos y esto ocurre, pero pocas veces de una forma tan especial y con tanta energía”, explica.
A Lucía, uno de los personajes principales, prometida con Hernán, e hija de una familia dedicada a la crianza del vino de Jerez, la ve como una chica “adelantada a su tiempo, que se remanga la camisa para ir a trabajar a las viñas”. Para Javier Rey, su personaje Gonzalo, un arquitecto que acude a Jerez a “echar una mano a su amigo Hernán” para construir una bodega y que “está disfrutando mucho” su papel ha sido “una bendición” y a la vez “un reto” que le ha “rescatado” después de una etapa de personajes “un tanto oscuros”.
El triángulo amoroso se completa con Hernán, que encarna Molinero, para quien dar vida a un personaje “de aquí, viniendo de fuera” ha sido todo un reto, especialmente en lo que respecta al acento y a la hora de sumergirse en el mundo del vino. Al ser de fuera de Andalucía, tanto él como Blanca han tenido que trabajar el acento, “un mundo bastante importante” y en el que han contado con la ayuda de María Espejo, la actriz jerezana que también está en este proyecto. Para ello, vieron “qué nivel de acento le venía bien al personaje y al color de la película para que no distrajera ni ocupara más lugar en el espectador”. Para ver el resultado final habrá que esperar al menos un año a que llegue a los cines.
Precisamente, su director espera que pueda haber un estreno en Jerez y ya avisa de que el 70% de lo que se verá en la gran pantalla será el Jerez del verano de 1958, en el que han recreado su vendimia, la pisa de la uva y hasta su feria, mientras que el 30% corresponderá a la ciudad en los años 90, pues la trama se desarrolla en estos dos espacios temporales.
La sensibilidad del vino
Como ahondaba ayer Sedes, para quien tras 18 series esta es su segunda película, si bien esta cinta no está basada en hechos reales, sí está “muy inspirada” en un detalle que sí es verídico, el de las esquelas que cada 23 de marzo escribe un señor a su mujer fallecida. “Nos gustó el detalle de cómo desde algo tan frío como una esquela puede salir algo tan romántico y así empezamos la historia o el detonante de esta historia”. Una historia que arranca con Isabel (Guiomar Puerta), estudiante de periodismo que en sus prácticas en la sección de las esquelas de un diario de un pueblo gallego en 1998 da con la pista de una historia de amor vivida en Jerez en el verano del 58.
¿Por qué Jerez? Sedes lo tuvo claro; “Debía ser el sitio, tanto Hernán como Gonzalo tienen algo de artistas y la creación del vino tiene mucho que ver con la sensibilidad artística, en una historia que amistad y de amor y clásica como puede ser los
Puentes de Madison o
Memorias de África”, para lo que ha cuidado mucho tanto el intimismo como los paisajes de la cinta.
El papel de ‘Jerez Film Office’
La gestión de este proyecto se ha desarrollado a través de Jerez Film Office, un servicio municipal dedicado a dar cobertura a las necesidades de las producciones audiovisuales, y que ha dado “todas las facilidades” a los productores durante estas seis semanas.