Y o quiero VIVIR con mayúsculas era el epílogo que le ponía Jorge Javier Vázquez a su discurso-monológo-actuación sobre el escenario del Teatro Villamarta tras hora y media “desmontando a Séneca” y ofreciendo varios capítulos de su propia vida que se alteró, cuando estaba en la cumbre del éxito, la gloria y el dinero, por un ictus que tuvo su inicio en una noche de discoteca en Marraquech. El comunicador y presentador televisivo, al que fui a ver aunque en absoluto empatice con sus ideas y sus formas, me sorprendió gratamente y me reconfortó en estos tiempos de tantas incertidumbres, de tantas decepciones, de tantas depresiones, su mensaje de esperanza, de vivir mirando al presente pero también a un futuro mejor que, evidentemente, está por llegar. Esa esperanza que cada domingo, en la misa familiar del Santuario de María Auxiliadora, ofrece el sacerdote salesiano Marco Antonio con los padres y los niños que están en las catequesis, en esa misa familiar a la que ya no van solo los niños y los padres sino mucha gente atraida por esa voz de esperanza que también da el encargado de pastoral de la Obra salesiana en nuestra ciudad. Esperanza que se puede encontrar en un discurso de alguien como Jorge Javier, que sabe lo que es estar en una situación sanitaria desesperada y de la que afortunadamente ha salido, y esperanza que se puede encontrar en una iglesia -he puesto como ejemplo un caso muy cercano por mi vinculación con la comunidad salesiana desde hace ya muchísimos años- en una homilía de un sacerdote o solo contemplando esa Imagen a la que imploras sabiendo que estás hablando con Dios o con su Madre. Hay que revertir el pesimismo en un año que nadie podía imaginar por esa esperanza que, este domingo, por ejemplo, llevó María Santísima de La Candelaria a sus vecinos de La Plata en un corto recorrido procesional que desempolvó unas fotografías que parecían olvidadas en el tiempo. Esperanza teatral, esperanza eclesial, esperanza cofrade y esperanza humana que tenemos que tener para afrontar la convivencia con esta pandemia que nos hicieron creer que era cosas de tres meses y no se sabe hasta cuándo estará.
Jerez
Tiempos para la esperanza
Esperanza teatral, cofrade y humana para convivir con esta pandemania que nos vendieron para tres meses y no se sabe hasta cuando estará
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