Apoco de conocerse el jueves la reunión que en El Vaticano iban a mantener el Papa Francisco y Yolanda Díaz alguien tuiteó desde el Partido Popular: “Reunión de comunistas”. Pero Bergoglio no es comunista. La vicepresidenta, sí, casi por herencia paterna, que hay padres que, a falta de no poder legar una gran fortuna a sus hijos, les dejan sus ideas. La derecha y la derechona españolas pretenden que la Iglesia sea eternamente patrimonio de los ricos de toda la vida y de los pobres de siempre, para que las señoronas luzcan mantilla en las procesiones mientras el populacho las ve pasar aterido de frío desde las aceras. Esa derecha/derechona apuesta por la caridad, la caridad eterna, que va de siglo en siglo con la limosna escasa que alivia conciencias. Pero algo une en el transfondo de la Historia reciente a Francisco y a Yolanda Díaz: la lucha contra la injusticia social o, mejor, la búsqueda de la justicia social.
La pandemia nos deja un mundo peor. Rápidamente se diluyó la utopía de los primeros días de confinamiento en los que, siguiendo lo que manifestó el dramaturgo Juan Mayorga, parecía que como sociedad surgiría la pregunta de “¿hacia dónde íbamos?”. Pero no, la salida está siendo hacia una sociedad todavía más desigual. El Papa Francisco ha formulado críticas al capitalismo, ha alabado algunas medidas de la izquierda y ha intentado con todas sus fuerzas limpiar debajo de las alfombras de la Iglesia, donde hay suciedad de siglos y casos de abusos sexuales que avergüenzan. Al Papa lo han criticado recientemente tanto Isabel Díaz Ayuso (PP) como Rocío Monasterio (Vox) -a la que Ayuso llama ‘Doña Perfecta’-. Tales críticas engrandecen a Bergoglio.
El Papa recibió el sábado durante 40 minutos a Yolanda Díaz y, según las crónicas, comparten una visión bastante cercana del mundo del trabajo y de la economía. Yolanda Díaz ha realizado un inteligente acercamiento a los católicos, porque España continúa siendo un país eminentemente católico, aunque ya los templos no se llenen como antes, pero el catolicismo está en la cultura, las tradiciones, el arte y, naturalmente, en el alma de este país. Y la vicepresidenta ha sabido leer tal cosa mejor que nadie. Dijo hace poco que ella aspira a crear “un proyecto político de amor”. Y el amor es la esencia del cristianismo. La Iglesia está recibiendo desde hace tiempo en España ataques terribles desde todas partes. El Papa y Yolanda Díaz se reunieron para hablar, sobre todo, de justicia social. Que Dios los bendiga.
