El
Unicaja encara la recta final de la temporada con un bache en su juego interior. Dos jugadores en la posición de cuatro se lesionaron en el mismo partido y la cosa va para largo.
Carlos Suárez se pierde lo que queda de temporada por su rotura de fibras en el gemelo, una zona que le ha lastrado muchísimo en las últimos meses como capitán cajista. Esta campaña solo ha participado en 16 partidos con menos de diez minutos de media.
Por su parte, el estadounidense
Tim Abromaitis tiene una fractura en su pómulo izquierdo por cuatro sitios distintos, después de un choque que se produjo en los últimos segundos del encuentro ante el Barça. Estaba siendo de los más regulares en un equipo de tantos picos de alto y bajo rendimiento. Hasta su lesión era el jugador con más minutos de media,
mejor valoración (11,7) con 9,1 puntos y 4,5 rebotes por encuentro en ACB. Este miércoles se someterá a nuevas pruebas para ver su evolución. No se espera, a priori, que se lo pierda todo.
En el mejor de los casos llegaría para la última semana de competición ante Burgos (domingo 8), BAXI Manresa (miércoles 11) y Breogán en el fin de semana del 14 y 15 de mayo.
Ultimátum: ganar o no hay BCL
En todo caso, el club se plantea si hubiera una oportunidad asequible algún refuerzo exprés. Hay cosas en juego todavía. En estos partidos donde el Unicaja tiene muy complicado un puesto en Play Off, las miradas van a la
Basketball Champions League. El acuerdo con la FIBA para jugar la competición establece un asterisco:
el Unicaja debe quedar entre los diez primera en Liga ACB para poder participar en la BCL. La meritocracia no se negocia y el Unicaja, ahora
undécimo en la tabla, tiene el deber de no abandonar Europa y dinamitar su proyecto próximo.
El club tiene por delante cinco exámenes finales
: Joventut y Baskonia como próximas piedras; y luego un mes de mayo con
San Pablo Burgos, el verdugo
BAXI Manresa y el actual décimo clasificado, el
Breogán. Cinco disparos que no admiten mucho fallo si el Unicaja quiere seguir contando con el baloncesto europeo, en lugar de pasar a ser un club del montón, sin ventana a Europa. Con lesiones y con mucho que lograr todavía, el Unicaja afronta salvar la temporada de las decepciones.