El primero de mayo de 1891 marcó el segundo año de celebración del Día Internacional de los Trabajadores, aunque el gobierno de
Cánovas del Castillo, malagueño y presidente por aquel entonces del Consejo de Ministros de España, prohibió las manifestaciones públicas en ese año en particular. En
Málaga, las
tensiones entre socialistas y anarquistas en la estrategia de lucha se hicieron evidentes, como lo
recogió el número 270 del periódico El Socialista.
La comisión encargada de organizar los eventos en Málaga
no pudo asegurar un local para su mitin, pero acordaron realizar una demostración de fuerza, deteniendo las labores para mostrar la determinación del proletariado en su búsqueda de emancipación. Los socialistas criticaron la insistencia anarquista en la huelga general, una estrategia que no contaba con su apoyo.
El
paro en la ciudad fue mayormente exitoso, con excepciones como la fábrica 'La Aurora', donde la presión del dueño y la policía persuadió a la mayoría de los trabajadores a continuar laborando. Sin embargo, en 'La Industria Malagueña', apenas cinco empleados de los 3.500 acudieron a trabajar, lo que llevó al cierre temporal de la fábrica.
Los socialistas también observaron con interés que, curiosamente, el día del primero de mayo se
realizaron trabajos públicos en hasta cincuenta calles, especialmente en las más céntricas, a pesar de las demandas diarias de obras por parte de la prensa local en días anteriores. Fue concretamente ese día, en el que estaba previsto un parón, cuando mayor fue su desempeño.
La prensa, incluyendo a La Unión Mercantil, un periódico importante de Málaga, reconoció la
celebración del primero de mayo como un ejercicio de derechos civiles sin perturbaciones del orden. Sin embargo, las autoridades estaban alerta ante posibles alteraciones del orden público, desplegando fuerzas policiales desde tempranas horas de la mañana y retirando banderas del Centro Obrero por temor a concentraciones callejeras.
Por otro lado, las
Agrupaciones de la Cala y de Jaramí en la provincia realizaron reuniones públicas días antes del primero de mayo, acompañadas de la paralización de las faenas agrícolas en la zona.