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Málaga

Boato para el descanso eterno

La cripta de los Condes de Buenavista se encuentra bajo los muros del santuario de Santa María de la Victoria, cuyo camarín también sufragaron ellos

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  • La cripta de los Condes de Buenavista se encuentra bajo los muros del santuario de Santa María de la Victoria, cuyo camarín también sufragaron ellos
  • La estancia sufre graves problemas de humedades debido al arroyo de la Amargura que ponen en peligro su conservación

Hacer el bien en la vida terrenal para ganarse la salvación después de la muerte. De esta ancestral premisa nace la que hoy se conserva como una de las grandes joyas funerarias no sólo de Málaga sino también de Andalucía y España: la cripta de los Condes de Buenavista. Integrado en la basílica y real santuario de Santa María de la Victoria, la historia de esta luctuosa morada comienza en el año 1700, en el momento en el que este matrimonio de nobles consigue su título. Desde ese instante buscarán un sitio digno donde enterrarse acorde con su nueva posición y su primera intención fue reposar en el altar mayor del propio santuario, pero ya estaba ocupado, así que proyectaron la construcción de una torre cuyo subsuelo fuera su lugar de enterramiento y la parte alta un camarín para la patrona de Málaga. Este último, también de una altísima riqueza y que aún se conserva. Estas cuestiones las explica la historiadora Mar Rubio que, añade, que la estancia fue construida para la inhumación de toda la familia y concebida como la estancia en un purgatorio.

Siguiendo la inspiración de muchas capillas de la orden de los Capuchinos habituales en países como Italia y Portugal, no se adorna con huesos de verdad, pero sí con escayolas tétricas y   con constantes alusiones a la muerte y a su condición de implacable. Por ejemplo, detalla Rubio, los esqueletos que portan tambores en referencia al apocalipsis o los relojes de arena, metáfora de que cada ser humano tiene su propio tiempo de existencia. Y como símbolo de que nadie, sea cual sea la condición, se escapa a ella, la calavera que contempla un espejo en el que se ve reflejada una corona. Resaltan, sobre sus tumbas, las dos figuras en posición de orantes eternos del matrimonio de Buenavista, plasmados impolutos, lejos de la putrefacción y vestidos con ricos ropajes. Todo esto, para dejar entrever que con las grandes obras patrimoniales que ellos habían financiado se habían ganado su salvación y que su alma no pertenecía al purgatorio sino que estarían en el cielo.

En cuanto a su cromatismo, es muy significativo que todo está basado en el blanco de las molduras y el negro de la pared. Sobre esta preponderancia bicolor destacan tres elementos que rompen la norma: el escudo de armas de la familia labrado en piedra, la recreación de una cruz de piedras preciosas y las llamas de algún cirio que aún conserva el color rojo. Entre tanto tenebrismo, la parte más amable se encuentra en los nichos de la franja inferior: eran los destinados a los niños,señalados con cabezas de angelitos y construidos en un contexto histórico de una elevadísima mortalidad infantil. Para aliviar el dato, decir que ninguno de ellos ha sido utilizado.

Esta cripta se puede visitar durante todo el año, incluso en verano hay organizadas visitas nocturnas. A pesar de su atractivo y el numeroso público que por allí circula, hay un problema que está costando combatir, el de las humedades. Hay que recordar que el templo victoriano está construido junto al arroyo de la Amargura, en la parte noroeste del barrio. En concreto, la calle de la Victoria sirvió como una bóveda urbana a este caudal que se filtra por capilares en estos cimientos, lo que está afectando a su estado de conservación

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