El Supremo ha condenado al Banco Santander a indemnizar al ex futbolista Salva Ballesta con 210.000 euros como responsable civil subsidiario por la estafa de un falso inversor, al hacer entrega de forma indebida de un cheque al condenado, que se apropió de ese dinero destinado a un negocio inmobiliario ficticio.
Los hechos ocurrieron en mayo de 2008 cuando el condenado conoció al futbolista, que entonces militaba en el Málaga, y se hizo pasar por abogado y asesor de inversiones, "generando una apariencia que no respondía a la realidad". Surgió entonces una amistad que incluyó a sus familias siempre pensando el jugador que el primero era quién decía ser.
En ese contexto, el condenado ofreció a Ballesta participar en la compra de unas viviendas inacabadas en un campo de golf de Mijas, que podían adquirirse del Banco de Andalucía porque iba a ejecutar los créditos hipotecarios que en su favor tenía sobre las viviendas.
Le prometió un beneficio superior a 250.000 euros, si bien se trataba de "un negocio imaginario e inexistente dirigido únicamente a conseguir el dinero" del futbolista, a quien solicitó 210.000 euros que, según él, quedarían seguros como depósito en una cuenta del Banco de Andalucía.
Posteriormente, como solo podía disponer de ese dinero, el ex jugador le pidió que "únicamente como garantía para que los inversores, (ficticios) supieran que el dinero para hacer frente a la inversión existía, debía confeccionar un cheque" en favor de una empresa, que se haría efectivo en el momento en que fuera necesaria la inversión efectiva.
El cheque, tras ser emitido por el Banco de Andalucía, salió de esa entidad bancaria y el condenado, por sí mismo o por un tercero, lo ingresó en otro banco y se cobraron los 210.000 euros, que a su vez fueron traspasados a una cuenta en el extranjero.
Trascurrido el tiempo y "ante la falta de noticias", el jugador le preguntó al estafador, quien "insistía en las bondades de la inversión", y "con el fin de mantener el engaño le entregó un pagaré por importe de 210.000 euros como garantía de su inversión". No obstante, "el pagaré carecía de fondos" y el condenado se quedó con el dinero de Ballesta.
La Audiencia de Málaga le condenó a tres años de prisión por un delito de estafa agravada con la atenuante simple de dilaciones indebidas así como a indemnizar al futbolista con 210.000 euros.
El estafador recurrió su condena al Supremo y el futbolista hizo lo mismo para fijar la responsabilidad civil subsidiaria del Banco Santander, (consecuencia de la absorción del Banco Popular; entidad que con anterioridad había absorbido al Banco de Andalucía).
Ballesta reclamaba la responsabilidad civil subsidiaria del Santander "por la entrega indebida del cheque por parte del banco" al estafador, pues sin ella el condenado no hubiera accedido a los fondos del futbolista, causándole un grave perjuicio patrimonial.
Al respecto, el Supremo da la razón al futbolista y declara al Banco Santander como responsable civil subsidiario, para caso de impago por parte del condenado de 210.000 euros.
Porque, según recoge la sentencia, "la salida del cheque bancario de la entidad donde estaba depositado, sin recibo autorizado del cliente mandante de su emisión, (de haberse entregado al cliente, tenía la entidad bancaria la obligación de aportar justificante de esa entrega) posibilitó la defraudación" de que fue objeto el futbolista.
Andalucía
El Supremo condena al Santander a indemnizar a Salva Ballesta por una estafa
Los hechos ocurrieron en mayo de 2008 cuando el condenado conoció al futbolista, que entonces militaba en el Málaga, y se hizo pasar por abogado
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