Dará un discurso en el que explicará cómo la legislación valorada en 1,2 billones de dólares ayudará a "reconstruir" la clase media de EE.UU.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, firmará el lunes la ley de infraestructuras en una gran ceremonia en la Casa Blanca a la que acudirán miembros de su propio partido y de la oposición, así como líderes sindicales y de asociaciones empresariales.
La ley de infraestructuras, que aprobó totalmente el Congreso la semana pasada, es uno de los mayores éxitos a nivel doméstico que Biden ha logrado desde que llegó a la Casa Blanca en enero de este año.
Según un comunicado de la Casa Blanca, Biden dará un discurso en el que explicará cómo la legislación valorada en 1,2 billones de dólares ayudará a "reconstruir" la clase media de EE.UU. con millones de nuevos empleos, la reconstrucción de puertos, carreteras e internet de alta velocidad.
En concreto, el paquete contempla más de 110.000 millones de dólares para reparar carreteras, puentes y autopistas, y 66.000 millones de dólares para fomentar el ferrocarril de pasajeros y mercancías.
Esta última inversión supone la mayor inyección de fondos en la red de ferrocarriles del país en medio siglo.
El proyecto de ley destina, además, 55.000 millones de dólares para abordar los problemas en el suministro de agua, como el reemplazo de todas las tuberías de plomo, y contempla 65.000 millones de dólares para modernizar la red eléctrica.
Asimismo, asigna miles de millones de dólares para rehabilitar acequias, reformar puertos y aeropuertos y expandir el acceso a la banda ancha.
El texto legislativo pone su atención, además, en la lucha contra la crisis climática y dedica 7.500 millones de dólares para crear una red de estaciones de recarga de vehículos eléctricos en EE.UU., una de las prioridades de Biden.
En total, el proyecto está valorado en 1,2 billones de dólares, aunque solo contempla unos 550.000 millones de dólares en gasto nuevo y es sustancialmente menor al paquete inicial de 2,25 billones de dólares presentado por el presidente en marzo.
Aún así supone una de las inversiones más significativas en la infraestructura del país desde la conocida como Gran Recesión de 2008.