El economista y actual primer ministro, Mario Draghi, es el candidato más fuerte, aunque esto sumiría al país en un grave bloqueo
Como en los cónclaves vaticanos, las quinielas de los "papables" para convertirse en el próximo presidente de la República italiana aciertan poco, pero estos días suenan con fuerza algunos nombres para sustituir al apreciado Sergio Mattarella como próximo inquilino del palacio del Quirinal.
El economista y actual primer ministro, Mario Draghi, es el candidato más fuerte, aunque esto sumiría al país en un grave bloqueo al tener que elegir a un nuevo jefe de del Gobierno en un momento delicado y podría abocar a unas elecciones, mientras se desinflan las posibilidades de Silvio Berlusconi.
¿Quiénes son los papables al Quirinal?
MARIO DRAGHI
El expresidente del Banco Central Europeo, de 74 años, abrió la puerta a esa posibilidad en la rueda de prensa de fin de año. Se trata de la única persona que contaría actualmente con el apoyo de todas las fuerzas políticas para ser jefe de Estado por su valor institucional y prestigio internacional, pero varios representantes de los partidos han remarcado que Draghi debe continuar como primer ministro para seguir trabajando en el plan de recuperación europeo y más ante el fantasma de unas elecciones anticipadas en este momento delicado.
SILVIO BERLUSCONI
Es la primera vez en la Historia de la República que un político hace campaña para ser elegido presidente. Berlusconi, de 85 años, tres veces primer ministro, pero también condenado por evasión fiscal recibiría sólo los votos de la derecha y no son suficientes. Por lo que sus aliados están ya pensando en un candidato alternativo.
MARTA CARTABIA
Cartabia, 58 años, es la actual ministra de Justicia y fue la primera mujer que presidió el Tribunal Constitucional italiano. ¿Será también la primera jefa de Estado?. Su candidatura está cobrando impulso al ser una tecnócrata en el Gobierno y ante el deseo compartido por muchos sectores políticos y sociales de que haya una mujer en el Quirinal. Podría poner de acuerdo a todas las partes al no tener un bagaje vinculado a ninguna fuerza política y ser magistrada como Mattarella.
BIS DE MATTARELLA
Aunque lo ha negado en infinitud ocasiones e incluso ya tiene una casa alquilada para vivir cuando deje el Quirinal, un estancamiento en el Parlamento y sus consecuencias podrían animar a Mattarella, de 80 años, a continuar en su cargo al menos hasta nuevas elecciones en 2023. Ya el presidente Giorgio Napolitano repitió mandato ante una situación parecida.
PAOLO GENTILONI
Un nombre que circula dentro de la secretaría del Partido Demócrata es el de Paolo Gentiloni. Actualmente es el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios: un puesto prestigioso y un político bastante joven, 67 años, para un cargo que normalmente significa el destino final de una carrera.
LETIZIA MORATTI
Podría ser la alternativa a Berlusconi: Letizia Moratti, 72 años, de Forza Italia y consejera de Bienestar de la Región de Lombardía, es una mujer moderada de centro-derecha que podría ser un nombre capaz de atraer a gran parte del arco parlamentario.
ELISABETTA ALBERTI CASELLATI
La presidenta del Senado, Elisabetta Alberti Casellati, de 75 años y también en la onda berlusconiana desde hace muchos años, ha entrado en la lista de candidatos que podrían aglutinar la mayoría absoluta que sirve a partir de la cuarta votación, cuando es necesaria la mayoría absoluta y no de tres cuartos, como en los tres primeros votos.
PIER FERDINANDO CASINI
Desde hace varias semanas en silencio. Una pista que los analistas afirman puede ser señal de un interés en el nombre de este senador de 66 años con una larga trayectoria política en la democracia cristiana y después en partidos centristas, que "no disgusta" ni a la izquierda ni a la derecha.
GIULIANO AMATO
Dos veces primer ministro y dos veces ministro de Economía. Amato, 83 años, es uno de los más reconocidos estadistas del país. El exvicesecretario socialista, catedrático de Derecho Constitucional, puede ser una de las bazas que convenza a la izquierda y a los centristas e incluso Berlusconi aseguró que era uno de los pocos socialistas que le gustaban.