Marruecos ha recuperado una antigua reivindicación en su particular enfrentamiento con la vecina Argelia, al volver a poner en la palestra la marroquinidad de las zonas del suroeste argelino, entre ellas Tinduf, que fueron cedidas en su momento por Francia a Argel y que Rabat sostiene que históricamente eran marroquíes. En Argelia han denunciado ya las ansias expansionistas del reino alauí.
El tema volvió a la actualidad a finales de febrero, después de que la directora de los Archivos Reales marroquíes, Bahija Simou, asegurara que "no solo hay documentos históricos que atestiguan la soberanía de Marruecos sobre lo que se denomina 'Sáhara Occidental' sino también para el 'Sáhara Oriental'" y dijera que estaban a disposición de los investigadores para consultarlos. Según precisó, se trata no solo de correspondencia sino también de mapas y de tratados y convenios "desde la época medieval a nuestros días".
Sus palabras generaron conmoción en Argelia, donde se dio por hecho que la historiadora no podría haber reivindicado el Sáhara Oriental como marroquí si no contara con la luz verde del Majzén, como se suele denominar al entorno del rey Mohamed VI.
El semanario 'Maroc Hebdo' ha venido a sumar su voz en el mismo sentido que Simou. En su último número publica en su portada un mapa de Marruecos que incluye, además del Sáhara Occidental, las zonas del suroeste de Argelia que Francia controlaba durante la época colonial y que cedió a Argel en el momento de su independencia en 1961.
"El verdadero problema está ahí", subraya la publicación, considerada como próxima al Majzén, incidiendo en que en que el Sáhara Oriental es "la manzana de la discordia" entre Marruecos y Argelia y ya en el interior denuncia la arbitrariedad de la frontera entre los dos países, que precisamente está cerrada desde 1994.
En una entrevista que acompaña el artículo principal, el historiador francés Bernard Lugan sostiene que "Francia amputó a Marruecos para agrandar la Argelia francesa" y repasa cómo el Gobierno galo fue tomando distintos territorios desde el inicio del siglo XX que tenían vínculos previos con Marruecos y que luego pasarían a integrarse en Argelia cuando se produjo la independencia en 1962.
Lugan sostiene que Mohamed V (abuelo del actual monarca) no quiso negociar con Francia sobre los territorios que le habían sido arrebatados porque sería una "puñalada por la espalda" a los argelinos y prefirió a esperar a que estos fueran independientes para dirimir el "contencioso fronterizo".
En este sentido, se firmó en 1961 un acuerdo con el Gobierno Provisional de la República Argelina, por el que se comprometían a la búsqueda de una solución dialogada, añade el historiador, si bien con la llegada de Ahmed Ben Bella al poder en 1963 el compromiso no se mantuvo.
Así las cosas, en 1972 el rey Hasán II procede a la firma de una convención sobre el trazado fronterizo entre Marruecos y Argelia por la que "se pliega al trazado heredado de la colonización francesa", señala 'Maroc Hebdo' en su artículo principal, cuyo autor, Wissam El Bouzdaini, recuerda que el monarca explicó en su autobiografía que prefería "un vecino fuerte y amistoso a un vecino hostil y rencoroso".
Sin embargo, según la publicación, en realidad dicho convenio nunca fue ratificado por Marruecos ya que aunque fue publicado en un boletín oficial en 1992 "este no tiene ningún valor jurídico porque el Parlamento no se ha pronunciado en ningún momento". Además, incide, no se ha depositado ante la ONU ningún instrumento de ratificación.
Así las cosas, 'Maroc Hebdo' sostiene que el volver a poner en la palestra la cuestión del Sáhara Oriental no busca "recrear el Gran Marruecos (...) sino un nuevo comienzo (con Argelia) sobre la base de una vecindad más sana, como ocurre con Mauritania, vecino del sur".
La tesis defendida por la publicación marroquí ha sido rápidamente refutada desde Argel, donde la agencia oficial de noticias APS ha publicado un artículo en el que considera que el artículo se ha realizado a petición del Majzén y denuncia que lo que busca es desviar la atención "sobre el estado miserable en que viven los marroquíes".
"La mentalidad expansionista del Majzén, que no toma en consideración ni los lazos históricos o fraternales y no da ninguna importancia al respeto de las reglas del Derecho Internacional, es la fuente de todos los problemas que conoce la región del Magreb", sostiene APS, erigida en este caso en portavoz del Gobierno argelino.
"Y lo que es peor --prosigue--, el régimen marroquí es a día de hoy una verdadera amenaza y un peligro para todos sus vecinos". "No sorprende que Marruecos sea el único país en tener problemas con todos sus vecinos", prosigue, recordando la ocupación del Sáhara Occidental y sus "intenciones expansionistas sobre Mauritania, cuya independencia no reconoció hasta 1969", pese a que se produjo en 1960.
Asimismo, Argel pone el foco en un tema tabú en Marruecos, al denunciar la falta de respuesta por parte de la clase dirigente a los problemas de los marroquíes, los cuales "esperan las orientaciones de un rey ausente, que pasa largos meses fuera del país" y termina con una clara advertencia al reino alauí.
"Desgraciado aquel que se atreva a tocar la más mínima parcela de una tierra pura impregnada de la sangre de los 'chouhada'", remata APS, empleando el término para referirse en Argelia a los mártires de su Guerra de Independencia. "Los argelinos son más conscientes que nunca del odio visceral y profundo que muestra el Majzén hacia su país, un régimen que ha osado atacar su tierra, liberada por millones de 'chouada'".
La relación entre Marruecos y Argelia no ha sido fácil pero se encuentra en estos momentos en uno de sus momentos más delicados. Argelia rompió relaciones diplomáticas en agosto de 2021, un mes después de haber llamado a consultas a su embajador en Rabat a raíz de que el embajador marroquí ante la ONU respaldase la autodeterminación del pueblo cabilio en Argelia.
En un paso adicional, Argelia procedió en octubre de ese mismo año al cierre del Gasoducto Magreb Europa (GME), por el que suministraba gas natural a España pasando por Marruecos, que se quedaba con un porcentaje. Desde entonces, la situación no ha mejorado y ambos países continúan sumidos en su particular guerra dialéctica y de propaganda para intentar ganar adeptos para su causa y refutar las tesis del contrario.
Además, los dos países vecinos también están inmersos en una carrera armamentística. Aunque Argelia siempre estuvo por delante en este plano del reino alauí, en los últimos años Marruecos ha aumentado su inversión en armamento, sobre todo a raíz del reconocimiento del Sáhara como marroquí por Donald Trump y el restablecimiento de relaciones con Israel.
En declaraciones a Europa Press, el analista del Real Instituto Elcano Haizam Amirah Fernández reconoce que la rivalidad entre Rabat y Argel se encuentra en una de sus máximas cotas y existe "un riesgo de escalada o de accidente" entre los dos países, sumidos además como están en una carrera armamentística. "La tendencia es muy preocupante", señala.