Los Sanfermines de 2009 han llegado a su ecuador y lo hacen marcados por el fallecimiento de un corredor en el encierro de ayer, Daniel Jimeno Romero, de 27 años, cuyo fallecimiento pone de luto las fiestas y eleva a quince los muertos desde que se inauguró en 1922 la plaza de toros.
Capuchino, un Jandilla colorado de 515 kilos, marcado con el número 106, ha hecho buena la fama de peligrosa de esta ganadería y empitonó al joven, de Alcalá de Henares (Madrid), en el tramo de Telefónica, donde además creó muchos momentos de peligro al detener su carrera y volver sobre sus pasos en repetidas ocasiones, lo que provocó que se sucedieran los encontronazos de los mozos con el toro.
Daniel Jimeno Romero llegó al Hospital de Navarra en parada cardiorrespiratoria por unas heridas “mortales de necesidad” como consecuencia de la cornada “a nivel supraclavicular izquierdo” con un trayecto descendente que afectaba al pulmón izquierdo más aorta y cava, según el parte médico.
Tras pasar por el quirófano su estado era crítico y minutos después se confirmaba oficialmente el fallecimiento, aunque aún se tardó alrededor de tres horas en facilitar su identidad dado que el joven no llevaba encima ningún tipo de documentación, lo que hizo que se difundieran algunos datos como un tatuaje y la inscripción en una alianza.
Su muerte marcó esta jornada sanferminera y en parte también la agenda de algunas autoridades, como la de la alcaldesa Yolanda Barcina y el presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, que acudieron al Hospital; o la de la consejera de Salud, María Kutz, quien permaneció en el centro junto a la familia del joven.
Pero los de Jandilla dejaron además a otros once corredores heridos, tres más por asta y otros ocho con distintas contusiones, uno de ellos grave.
Así, en el mismo Hospital de Navarra fueron atendidos el estadounidense E.S.P., de 61 años, que se encuentra en la UCI por un traumatismo torácico severo; I.R.A., de 32 y vecino de Estella (Navarra), herido en el pabellón auricular derecho; y los pamploneses J.A.O., de 31 años, con policontusiones; A.F., de 17 años, con traumatismo en la rodilla derecha; y V.S., 49 años, que sufrió un traumatismo craneal.
En el Hospital Virgen del Camino fueron atendidas otras seis personas, tres de ellas por cornadas y otras tres por traumatismos, aunque ninguna de gravedad.
Se trata del argentino L.C., de 24 años, con un puntazo en el hemitorax izquierdo; A.S.O., londinense de 20 años, corneado en el muslo izquierdo; el sevillano C.G.C., de 27 años, cogido por un toro en el muslo derecho; R.R.C., de 30 años y vecino de Cuenca, con una contusión en la mano derecha; el pamplonés F.A.C., de 39 años, con policontusiones leves; y K.L., estadounidense de 63 años, con una luxación en un codo.
Los jandillas abrieron así una jornada en la que el sol y unas temperaturas más elevadas que en días precedentes hicieron que volviese a ser, pese a todo, una jornada de fiestas.
La capilla de San Fermín fue el punto de encuentro para ellos en una misa en honor del santo, en la que se guardó un minuto de silencio, y a la que siguió un desfile hasta el Paseo de Sarasate, donde tuvo lugar un concierto.
A ellos también quiso reconocer la alcaldesa de la ciudad, Yolanda Barcina, y lo hizo a través de una recepción oficial en el Ayuntamiento a dos mujeres y un hombre que han superado el siglo de vida, aunque él no pudo acudir.
Dolor en Alcalá de Henares
El nenuco es el apodo con el que los vecinos y amigos conocían al joven fallecido en el encierro, residente en Alcalá de Henares, durante muchos años lateral izquierdo del Club Deportivo Miralvalle y que sus conocidos recuerdan como “un chico muy querido” y “de lo mejor”.
Daniel Jimeno Romero nació hace 27 años en el barrio alcalaíno de Reyes Católicos, donde vivía con sus padres, Juan A. Jimeno y María del Carmen Romero.
Daniel, con una hermana mayor que él, estudió como muchos chicos de esta zona de la ciudad en el IES Cardenal Cisneros.
Desde hace aproximadamente un par de años trabajaba en una fábrica de su localidad natal y desde 2003 era novio de Cristina.
El pasado viernes, 3 de julio, viajó junto a su novia hasta Pamplona, de donde era natural su padre, para disfrutar de las fiestas de San Fermín. Según una de sus vecinas, Daniel era “experto” en correr encierros.