A la espera de una versión definitiva de los hechos, el suceso ha tenido lugar sobre las 3.30 horas cuando el agente, de 34 años y cuya identidad responde a las iniciales S.M.O, realizaba labores de vigilancia por las inmediaciones de la casa cuartel de esta pequeña localidad, situada a 46 kilómetros de Pamplona, al norte de Navarra.
Según su versión, sorprendió a unos terroristas que se disponían a colocar un artefacto explosivo y fue tiroteado, recibiendo un disparo en el antebrazo izquierdo y otro que impactó en su chaleco antibalas, a la altura del tórax.
Esta interpretación llevó a la Guardia Civil a acordonar la zona e iniciar, ya con la luz del día, un rastreo por el monte en el que se localizó lo que parecía ser un dispositivo de tubos lanzaderas de los que se utilizan para impulsar granadas.
Mientras tanto, las instituciones navarras y los partidos políticos navarros reaccionaban para condenar el regreso de la violencia a una localidad en la que en julio del año 2001 fue asesinado por ETA el concejal de Unión del Pueblo Navarro José Javier Múgica y un año más tarde, en septiembre de 2002, el guardia civil Juan Carlos Beiro.
Sin embargo, con el transcurso de las horas, la investigación iniciada por la Guardia Civil fue acumulando cada vez más indicios que hacían descartar la hipótesis del atentado y apoyaban la posibilidad de un montaje creado por el propio agente, ya que se constató que la munición encontrada en el lugar de los hechos es la habitual en la Guardia Civil y no en ETA.