La primera semana de confinamiento, tras el decreto del estado de alarma el pasado sábado 14,
arrancó con las largas colas en los supermercados de la provincia que venían registrándose desde los días precedentes. La alta demanda llevó a marcar una cifra récord para un lunes en Mercajerez, con un
incremento de ventas de hasta el 60%, pasando del movimiento regular de unas 160 toneladas de verduras, fruta y hortalizas, mayormente, y carne, en menor medida, a 255, según los datos facilitados por el director gerente, Ángel Salazar.
Pero desde entonces y hasta este viernes, la compraventa ha sido más floja de lo normal, en torno a
un 25% inferior de lo habitual, señala. Conforme los gaditanos han ido organizándose, asumiendo la nueva cotidianeidad y adaptando sus hábitos de consumo, el mercado de proximidad, sector clave para Mercajerez, se ha resentido.
Salazar explica que el centro de distribución estableció desde el primer momento todas las medidas de seguridad y prevención recomendadas, de manera que ha funcionado durante toda la semana con los dos bares y el lavadero de coches cerrados, con más personal en portería y en el servicio de limpieza, marcando distancias y recomendando que se extreme la higiene, pero con toda la plantilla, unas 120 personas, trabajando a pleno rendimiento.
“No va a haber problema alguno de abastecimiento”, repite.
En el mismo sentido se expresa Fernando Aldana, responsable de la lonja de Barbate. También advirtió una mayor actividad al principio de la semana, con dos mil cajas de pescado. Sin embargo, conforme han ido discurriendo los días, la actividad se ha ido reduciendo, hasta el punto de que
la flota artesanal está afrontando ya “una situación dramática”, en palabras del secretario de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cádiz (Fecopesca), Nicolás Fernández. Asegura a EFE que “no queremos dejar desabastecido el mercado, pero estamos expuestos a que la faena no tenga rentabilidad”, añade, mientras cuenta que mientras en las subastas de las lonjas apenas hay gente, en las pescaderías y mercados “hay vida”, pero con unos consumidores que tienden más a
productos congelados de supermercados o a especies de menor valor comercial.
Y explica, al otro lado del teléfono, que, por ejemplo en Sanlúcar
se han reducido a la mitad los compradores. El cierre de la restauración ha dejado muy tocado al sector, afectado igualmente por las medidas de prevención de riesgos laborales y las dificultades para la circulación. “El Gobierno debe contemplar que la pesca de bajura se acoja al real decreto-ley 8/2020 para suspender sus trabajos”, ha pedido.
Tampoco se libran las cuatro almadrabas, que ya estaban instalando sus milenarias artes de pesca, una tarea que les ocupa un mes, preparándose para el comienzo de las levantás del atún rojo en unos barcos en los que los marineros trabajan codo con codo.
En el campo, la situación es diferente. El director gerente de Mercajerez confirma que
la mayor demanda es de productos básicos como cebollas, ajo y patata, sobre todo patata. El tubérculo llegó a doblar su precio el lunes.
El secretario general de Asaja Cádiz, Luis Ramírez, confirma que
“no hemos parado”. Advierte de las dificultades de cumplir con su labor por la inconcreción del decreto del estado de alarma y
“las trabas” para el desplazamiento de cuadrillas para recoger naranjas o espárragos de hasta cien personas, siendo imposible que vayan dos ocupantes en un vehículo, o la obligación de vacunar y revacunar contra la lengua azul pese al cierre de las Oficinas Comarcales Agrarias (OCA) y la suspensión de los saneamientos sanitarios.
Pero, afirma que “es momento de apretar los dientes, de la unidad, compromiso, lealtad y tirar para adelante”. Hasta ofrece los tractores a las administraciones para llevar a cabo la desinfección de calles y plazas de la provincia.
“Vamos a estar al pie del cañón”, concluye.