Emilio M. García de la Torre lamenta que el personal sanitario no tenga el reconocimiento administrativo pese a que ha demostrado en la pandemia su capacidad de sacrificio y su compromiso. “Los profesionales andaluces somos los peor pagados de España y de Europa”, remarca, de manera que fija como reto de futuro la equiparación, para evitar la fuga de batas blancas, y el incremento de presupuesto sanitario para afrontar cualquier eventualidad como la sufrida. “No estábamos preparados”, advierte, al tiempo que reclama que se depuren responsabilidades en la gestión de la crisis. Lo hace como presidente del Consejo Andaluz de Colegios Médicos, pero también como afectado por la infección que le llevó, junto a su mujer, a la UCI.
¿Cómo se encuentra? ¿Cómo ha sido la experiencia como afectado por coronavirus?
–La experiencia como enfermo del coronavirus no ha sido de lo más agradable. Toda mi familia caímos a la vez. Mi mujer y yo hemos estado un mes ingresados y nueve días de ellos en la UCI. Se pasa mal, pero no todo es negativo, nos ha servido para poner las cosas en su sitio, pensar y darnos cuenta de nuestra debilidad y de lo poco que somos, plantearte la vida de otra manera y de esas muchas cosas en las que antes no había caído o las teníamos olvidadas. Nos ha servido para darnos cuenta de las cosas importantes que tenemos alrededor y de apreciar más nuestra vida, nuestra casa, nuestra familia, nuestros amigos, nuestro trabajo. Posiblemente nos haya venido hasta bien para salir del engaño en el que nuestra forma de vida nos había sumergido.
Entramos en la nueva normalidad, ¿qué sabemos del virus tres meses después de la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS)?
–No me gusta hablar de nueva normalidad. Normalidad no hay más que una. Hemos entrado en un nuevo periodo que nos acabará conduciendo a la normalidad. Del virus conocemos muchas cosas, son muchos los científicos que están dedicados en cuerpo y alma a su investigación. Pero nos falta lo más importante, su tratamiento y sobre todo la vacuna. Mientras no los tengamos, nuestra sociedad no podrá relajarse y volver a esa normalidad que todos ansiamos.
¿Ha perdido fuerza el virus en cuanto a contagio, síntomas y mortalidad?
–En todas las epidemias surge lo que se llama la inmunidad de rebaño. El virus además va cambiando y adaptándose a su entorno, pero no nos podemos fiar. Esto no se ha terminado. El virus ha venido para quedarse y no se puede bajar la guardia.
¿Hay que temer rebrotes a corto plazo? ¿Es inevitable un rebrote en octubre?
–Nuestros especialistas así lo vaticinan, incluso una viróloga ha dicho que el rebrote ocurrirá en julio. Mi opinión no es solo que el virus está perdiendo fuerza, sino que es posible que esté mutando y se comporta como el de la gripe que, con la llegada de invierno, volverá con nuevas fuerzas y aumentarán los contagios, pero ya no nos pillará desprevenidos. Ahora estamos cada vez más preparados, con más medios de protección y posiblemente contemos con tratamientos más efectivos y con la tan ansiada vacuna.
¿Qué previsiones tiene en cuanto a vacuna y, al menos, con respecto a tratamiento con medicamentos?
–La comunidad científica está volcada en ello. Hay como una carrera científica para encontrar el mejor tratamiento. Son muchos los grupos que están investigando y trabajando para conseguirlo. Un esfuerzo de muchas personas como nunca se ha conocido. Se habla de que para principios del año que viene tendremos una vacuna eficaz, aunque los más optimistas, entre los que tenemos al grupo de la Universidad de Oxford, lo adelantan a finales del mes de octubre. Posiblemente lo que antes aparezcan serán tratamientos, que serán cada vez más eficaces. Tenemos que recordar que los que ahora tenemos siguen siendo experimentales.
“Habría que pedir responsabilidades a los políticos que autorizaban actos de cientos de miles de personas”
¿Es eficaz hacer test masivos?
–Estoy convencido de que sí. La experiencia ha demostrado que, en los países donde se ha hecho, ha permitido aislar antes a los contagiados y que la repercusión en la sociedad ha sido mucho menor. Se hubieran salvado miles de vidas, evitado la saturación de los hospitales y el caos económico y de empleo en el que nos encontramos.
¿Es más probable contagiarse en una reunión en casa o en una terraza? ¿Está la clave en los espacios cerrados?
–Los españoles somos muy dados a las muestras de cariño. Los besos y abrazos son más frecuentes en las reuniones, en los domicilios. Si se mantuvieran las medidas higiénicas, las mascarillas y las distancias, no tendría por qué haber ningún problema, aunque le experiencia ha demostrado que eso es imposible. Posiblemente sea una de las causas, por lo que se espera un rebrote con la llegada de las bajas temperaturas.
¿Debieron tomarse medidas drásticas en cuanto a aglomeraciones y comunicaciones antes del 14 de marzo?
–Indudablemente que sí. Las aglomeraciones y manifestaciones de personas los días previos al estado de alarma, han sido la principal causa de la expansión incontrolada de la pandemia. A los ambientes sanitarios se nos recomendó, y así lo hicimos, que a partir del 3 de marzo se suspendieran todas las reuniones, eventos, cursos y congresos. El por qué no se hizo en otros ambientes… no lo comprendo. Habría que pedir responsabilidades a aquellos políticos que, mientras recomendaban suspender unas, autorizaban otras de cientos de miles de personas, para mí, causa de la gran y rápida expansión del problema.
El sistema sanitario ha estado al borde del colapso. ¿No ha habido planificación ante esta eventualidad o la pandemia ha desbordado cualquier previsión?
–Nuestro sistema sanitario, al igual que el del resto del mundo, no estaba preparado para lo que se nos vino encima. Era impensable lo que nos ha pasado. La tónica en los últimos años era economicista, la de disminuir el presupuesto para la sanidad y, por tanto, no sólo el número de camas, sino el del personal sanitario.
“Me repugnan las opiniones de algunos políticos y medios de que lo mejor es que los viejos se mueran”
Las residencias de mayores han registrado el mayor número de muertos. Se plantea modificar el modelo. ¿Era evitable?
–Mi opinión es que era totalmente evitable. No se puede aislar y disminuir la asistencia sanitaria a causa de la edad. Me repugnan las opiniones que hemos oído en algunos partidos y medios de comunicación hablando de que “lo mejor es que los viejos se mueran”.
¿Por qué los profesionales sanitarios no han contado con equipos de protección individual y por qué una vez que los han tenido se han tenido que retirar en algunos casos? ¿No hay industria española suficiente como para generar recursos?
–Es el gran problema por el que el personal sanitario se ha contagiado hasta el 70%. No estábamos preparados y las personas responsables del Ministerio de Sanidad, que tenían el mando único, lo han hecho muy mal. Teniendo recursos suficientes en nuestro país, mucho más baratos y de mejor calidad, no tendríamos que haber ido a otros países, donde nos han metido gato por liebre y comprado sin comprobar la mercancía. Lo que no se comprende es que nadie sea responsable del desaguisado, del dinero de todos los españoles que se ha tirado y que no haya habido dimisiones, ni ceses, como si las cosas se hubieran hecho bien y encima felicitándose por la gestión realizada.
“No somos héroes, se ha abusado de nuestro compromiso con el paciente y somos los peor pagados”
¿Qué lecciones hay que aprender de esta crisis sanitaria?
–Que el presupuesto que se dedica a la salud tiene que subir y que tenemos que estar preparados para cualquier eventualidad, ya que esto puede volver a ocurrir en cualquier momento, y que no se puede bajar la guardia. Que el Ministerio de Sanidad tiene que tener preparado un gabinete de crisis, formado por los mejores especialistas en la materia, no como el que tenemos ahora, eminentemente político, y que debe de haber un consenso entre todos los partidos que nos representan en materia sanitaria.
¿Se están tomando ya medidas de acuerdo a estas lecciones?
–Estamos convencidos de que no. Al menos no se nota o, por ahora, no lo vemos.
La fuga de batas blancas es incontenible. A corto plazo, ¿hay capacidad para reforzar nuestra sanidad?
–Mientras sigamos siendo los médicos andaluces los peor pagados, no sólo de España, sino de la CEE, seguirá siendo incontenible. Hay países donde nuestros médicos son muy apreciados, que pagan hasta cuatro o cinco veces más que en nuestro país. En España dedicamos menos del 6% del PIB a la sanidad, mientras que en el resto de Europa está por encima del 7%. Si queremos seguir teniendo una sanidad puntera, tendríamos que aumentar su presupuesto.
Aplausos, premio Princesa de Asturias... Hay reconocimiento público, ¿pero qué necesita además la profesión?
–Hay reconocimiento público, pero no reconocimiento de la administración sanitaria. No somos héroes. Tenemos miedo como todo el mundo y más miedo de contagiar a nuestras familias. En esta crisis queda patente que se ha abusado de nuestro compromiso con el paciente y que, una vez más, se nos ha exigido ese compromiso apelando a nuestra profesión de médico. Como dice nuestro presidente nacional, el doctor Serafín Romero, ahora nos toca afrontar el presente y el futuro, no solo desde la responsabilidad, sino también desde la toma de decisiones valientes. El papel de los colegios de médicos ahora debe de moverse desde la prudencia con firmeza, hasta el compromiso con responsabilidad, exigiendo a la administración ese reconocimiento y la equiparación, o al menos el acercamiento, al resto de nuestros compañeros europeos.