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“La vacuna es necesaria pero no es suficiente, no hay que bajar la guardia”

La euforia inicial se desinfla con la tercera ola y la gresca política. Sanitarios insisten en que es el principio del fin pero apelan a la prudencia

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Maribel Orquin, empleada en una residencia de mayores de El Puerto, durante la vacunación este lunes.

Sandra Guerrero, enfermera, recibe, con alivio, la vacuna el lunes pasado.

Veintiún días después de que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) iniciara la campaña de vacunación contra el Covid-19 en la provincia y comience hoy a inyectar la segunda dosis, la euforia inicial se ha ido enfriando por el avance de la tercera ola y entre los ecos de la gresca política y las dudas sobre el suministro y la administración y el ritmo. El consejero de Salud, Jesús Aguirre, garantiza que el proceso continuará sin problemas por la reserva de ampollas, pese a la reducción del envío semanal por parte de Pfizer, y el PP reclama al Gobierno más medicamento para Andalucía para agilizar el ritmo. Los sanitarios, por su parte, insisten en que la vacuna es segura y supone el principio del fin, pero advierten de que no es suficiente: “No hay que bajar la guardia”

Maribel Orquin (servicio doméstico en residencia de mayores): “Han sido muchas noches sin dormir temiendo llevar el virus a la residencia”

Maribel Orquin cuenta los días que faltan para el 1 de febrero, fecha en la que recibe la segunda dosis de la vacuna, y muy especialmente el tiempo que resta para el 7, cuando, si todo marcha correctamente, será inmune al coronavirus. Pero la ansiedad que ha sufrido desde marzo, con la irrupción del coronavirus, se ha mitigado.

“Han sido muchas noches en vela y muchos momentos de nervios, privándome y privando a los míos de muchas cosas porque tenía miedo a llevar el virus a la Residencia Guadalete”, donde está empleada en servicio doméstico. “Este virus no solo es físico, también es psicológico”, agrega.

Sus dos hijos estuvieron un mes sin pisar el colegio hasta que no tuvo cierta seguridad de que era seguro asistir a clase. En el centro, dependiente de Afanas El Puerto y Bahía, la cercanía con los mayores es estrecha.

“Lloraba cada vez que iba a trabajar porque temía portar el virus... Si algo pasaba a mis abuelos, la conciencia no me iba a dejar vivir jamás”, relataba en su cuenta de Facebook este lunes, cuando fue vacunada.

En conversación telefónica, explica que tenía reservas, no obstante. “Consulté con varios médicos, entre ellos mi padre y uno de mis tíos, y puse en una balanza los pros y los contras”. Finalmente se decidió.

“Las fiestas navideñas se han hecho interminables”, reconoce. Hasta justo el día antes no le confirmaron la hora. “Después del pinchazo sentí dolor en el brazo, pero me han provocado más molestias vacunas por las alergias”, asegura. Sin efectos secundarios, se muestra más tranquila.

“Quiero creer que esto puede ser el principio del fin de esta pandemia, que lo estamos haciendo para cambiar la situación”, asegura, pero también expresa cierta frustración porque está deseando ver y abrazar a sus seres queridos y hay dudas sobre hasta qué punto puede ser vector de contagios aunque no sufra la infección. “No sabemos nada en realidad, ni cuánto durará ni nada de nada”, admite. “Seguiré manteniendo precauciones igualmente y que sea lo que Dios quiera”, concluye. 

Sandra Guerrero (enfermera): “Entiendo el miedo al nuevo medicamento, pero hay motivos para confiar en la vacuna”

La mascarilla oculta media sonrisa a Sandra Guerrero, pero la alegría brilla deslumbrante en su mirada.  Enfermera de urgencias pediátricas del Hospital de Jerez, se puso la vacuna este lunes con alivio. “Creo que es el principio del fin de esta situación tan complicada de vivir”, señala unas 48 horas después de la inyección.

Para entonces, el dolor en la zona de la punción ha desaparecido y también la leve inflamación que le dejó el pinchazo. “No dolió nada ni hay efectos secundarios”, subraya, porque entiende que puede existir temor ante el nuevo medicamento. “Pero hay motivos para confiar en el perfil de seguridad y eficacia de la vacuna”, asegura. “Solo hay que tener precaución en personas que hayan sufrido alguna reacción alérgica a fármacos o vacunas previas, pero los compañeros te observan allí durante unos minutos”, agrega.

Valora igualmente la estrategia desplegada y coordinada con medicina preventiva, estableciendo cuatro grupos de riesgo y formando específicamente al personal para la conservación y la manipulación de las dosis. “Esperemos que pueda implantarse el Plan 24x7, 24 horas y siete días, para llegar al máximo número de personas en el menor plazo posible y agilizar todo el procedimiento”.

Mientras, y aunque haya iniciado el proceso de vacunación, advierte de la necesidad de “no relajarnos y seguir manteniendo las medidas de seguridad hasta que nos indiquen los expertos”.

“Están aumentando los contagios y nos encontramos otra vez con dificultad para atender a paciente Covid y no Covid; si no cumplimos cada uno con nuestra parte no vamos a conseguir esa normalidad tan deseada, ansiada y necesaria para todos”, subraya.

Lo dice, además, sin ocultar el desgaste emocional de casi un año de trabajo extenuante. “Mi experiencia durante la pandemia ha sido dura y complicada”, admite. Por un lado, “sabes a lo que te expones” pero, por otro, “te gusta tu profesión y tienes que estar ahí para cuidar y atender a quien lo necesita”. Pese al riesgo. “El miedo no es contagiarte, sino la posibilidad de contagiar a tus hijos o tu familia al llegar a casa, sobre todo, conociendo la consecuencias de este maldito virus”.

Su marido también es sanitario, por lo que “hemos tenido que hacer auténticos malabares para compaginar turnos de 12 y 24 horas entre los dos, con tres niños pequeños y sin poder contar con la ayuda de nadie para evitar exponer a más personas”.

Germán Beltrán (médico de Atención Primaria): “Lo urgente es dar con un tratamiento”

Germán Beltrán logró esquivar el contagio hasta el pasado mes de noviembre. Lo tenía verdaderamente complicado porque es médico del servicio de urgencias de atención primaria en Jerez y su mujer es enfermera. Ambos han estado en la primera línea durante toda la pandemia.

Ella fue la primera en manifestar los síntomas de la enfermedad, cuyas secuelas aún sufre hoy con una neuropatía en miembros inferiores. Él y sus hijos dieron positivo inmediatamente, pero pasaron la enfermedad sin complicaciones, después de tres semanas en casa. “Tengo anticuerpos todavía y, por lo tanto, no me he puesto aún la vacuna”, explica, cuestionado sobre la campaña iniciada.

El SAS ha determinado, además, que habrá de esperar en torno a unos 90 días desde el alta por razones logísticas y para dar prioridad a quienes no han pasado la enfermedad y se encuentran en algún grupo de riesgo.

Germán considera que la vacuna es buena noticia, pero también que hay que seguir investigando. “La vacuna ayudará a refrenar el número de contagios pero no es la solución definitiva”, advierte, subrayando que aún no tenemos todas las certezas sobre sus resultados, como el tiempo que estaremos protegidos”.

Lo verdaderamente urgente, en su opinión, es que se desarrolle “un tratamiento específico contra el Covid-19, con anticuerpos neutralizantes, como sea”, que garantice la curación. “La vacuna es necesaria pero no es suficiente porque hay mutaciones; siempre vamos a ir tarde”, remarca.

Entre tanto, apuesta por un confinamiento duro cuanto antes para evitar el colapso de los servicios hospitalarios y reitera, en cualquier caso, la necesidad de evitar contactos sociales y espacios cerrados, porque “son muy peligrosos”.

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