Mortier (Gante, 1943) explica en una entrevista con Efe que llega al Real resuelto a decantar durante sus seis temporadas de contrato su idea de la ópera: “un arte existencial” hecho a base de melodrama y emoción para el que no se necesitan decorados “a lo Folies Bergere”, sino voces y actores capaces de ahondar “en el amor, la muerte y el poder” y despertar la curiosidad del público.
Quiere encargar cada año obras a creadores españoles, desde Pedro Almodóvar a Mauricio Sotelo o Elena Mendoza; coproducir con los grandes teatros montajes que se estrenen primero en Madrid –“que Madrid vaya a la Scala, no la Scala a Madrid”–; que artistas como Olafur Eliasson o Bill Viola “decoren” su escenario; y quitarle “timidez” al coliseo y ponerle “a presumir” en el mundo.
El papel del director musical, que ocupa ahora Jesús López-Cobos, le corresponderá a “seis o siete” directores, porque así lo hizo en París y le “funcionó”, y ha renovado “de arriba a abajo” el Coro, para convertirlo, con el “fantástico” argentino Andrés Máspero al frente, en una formación de “élite” con “sólo” 52 miembros.
También aspira a bajar la edad media del público de abono del Real de 51 a 40 años, y a suplir el 30% de disminución de la aportación pública del teatro.