“Con mis novelas –señala– no quiero explicar nada, para eso están las matemáticas, lo que hago es plantear al lector las situaciones y que sea él el que se posicione. Aunque sí creo que esta sociedad nos hace cada vez más individualistas”.
“Estamos tan concentrados en nuestro consumo y en nuestro éxito que el de al lado es invisible. Lo vemos como instrumento y la muerte del otro cada vez nos importa menos”.
Una declaración de intenciones que pone de manifiesto la autora de la exitosa novela Los crímenes del número primo para hablar de los dos asuntos que inspiraron El último paciente del doctor Wilson, que acaba de publicar Planeta.
Y es que Reyes Calderón se quedó muy afectada por la noticia que se publicó sobre aquellos jovencitos de familias acomodadas que en Barcelona apalearon y quemaron viva a una mujer en un cajero, mientras filmaban la escena con el teléfono móvil.
“La muerte de la mujer fue algo terrible, pero a mi me dejó perpleja que estos chicos en vez de ayudarla grabaron en el móvil la escena de verla morir”, añade. Y el otro hecho que luego germinaría en libro fue otra noticia de Estados Unidos y que hablaba de una persona importante y respetada que había participado en una caza de seres humanos, de personas.
“Pensé que cómo este hombre podría volver a su casa y besar a sus hijos con toda normalidad. Me parece muy interesante ver cómo el hombre se mueve en ese equilibrio inestable entre la maldad y la bondad, y me preguntaba qué es lo que hace que uno se incline por este lado oscuro”, subraya.
Calderón, que divide su vida entre la escritura y la docencia, ha empleado mucho tiempo investigando y estudiando con psiquiatras y expertos para crear El último paciente del doctor Wilson.