Tras verla en el primer pase de La piel que habito, en la que Paredes interpreta a Marilia, una madre muy especial, ya le auguró a la actriz palentina que con Pedro Almodóvar “tocaría el cielo”.
En una entrevista con Efe, realizada durante la promoción de la película en Madrid, Marisa Paredes, que debutó en el teatro con la compañía de Conchita Montes a los 14 años, reconoció que se siente privilegiada de ser una chica Almodóvar desde hace casi 30 años.
Porque Paredes es, también y entre otras cosas, Premio Nacional de Cinematografía (1996); Premio Sant Jordi (1992); Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2007), y ha presidido la Academia Española del Cine entre 2000 y 2003.
Y, además, la Sor Estiercol de Entre tinieblas (1983) es una actriz generosa, por eso no duda en asegurar que Elena Anaya, que le recoge el testigo de chica Almodóvar 28 años más tarde, “es una actriz extraordinaria, de una magia increíble delante de la cámara, a la que no puedes dejar de mirar un segundo”.
“Yo creo que Pedro la va a utilizar muchísimo y va a hacer muchas cosas con ella; cuando vi la proyección, ya le dije, vas a tocar el cielo, lo primero –apunta– porque se lo merece y luego, porque nadie que vea esta película puede no salir enamorado de Elena”.
En La piel que habito, un thriller en el que Antonio Banderas interpreta a un cirujano psicópata obsesionado con crear una piel que no se queme tras perder a su mujer en un incendio, Marilia es “la madre”, una madre racial, irracional, absoluta y terrestre.
Marilia, explica Paredes, “tiene una cierta cordura, aunque tampoco es un ser completamente inocente”.
“Ella ha vivido cosas muy tremendas en su vida, que ha superado porque es como una loba; tiene una gran fuerza y lo saca todo para adelante, pero tiene siempre la sensación real de que hay peligros que acechan su vida”, uno de ellos Vera, el personaje que interpreta Anaya.
Afirma que trabajar con Almodóvar es “distinto”, como es “distinto su cine, distintos sus temas, distinto lo que plantea y cómo lo resuelve: es totalmente distinto trabajar con él que con otros”.
El director manchego, que ha contado con ella en algunas de sus mejores películas –Tacones lejanos (1991); La flor de mi secreto, (1995); Todo sobre mi madre, (1999) y Hable con ella (2002)–, es, desde su punto de vista, “completamente excepcional”.
También confirma que el nivel de exigencia del director, que es “altísimo”, sitúa en primer lugar al reparto: “El día que lo decide, ése es el reparto y no puede ser otro”.
La actriz nacida en Madrid hace 63 años, con más de cien títulos en su haber y una veintena de premios internacionales –aunque ningún Goya–, lamenta que el único proyecto que tenía para este otoño se haya malogrado.
Paredes preparaba As linhas de Torres, una película de trasfondo bélico del mítico director Raoúl Ruiz (Misterios de Lisboa, 2010), fallecido el pasado 19 de agosto en París.
“Íbamos a hacerla en Francia, donde tengo muchos admiradores –recientemente ha recibido varios homenajes y el reconocimiento a toda su carrera, además de la Gran Medalla Vermeil de la Villa de París, la más alta distinción de la cuidad–, y era mi único proyecto para otoño”.