En la materia prima objeto de la destilación radica, precisamente, una de las diferencias básicas del brandy respecto a otras bebidas espirituosas; pudiendo ser considerada como la más noble (al proceder de la destilación de vinos frente a la de cebada, melazas, etc.).
El Brandy de Jerez se diferencia de otros brandies por tener unas características organolépticas propias y singulares debidas, fundamentalmente, a su tradicional sistema de elaboración.
Además, en la actualidad existen diversos tipos de esta bebida espirituosa. En primer lugar nos encontramos con el destilado de melazas de remolacha; materia prima no apta para la elaboración de brandy. Es incoloro, con claras notas alcohólicas aportadas por su componente principal, (las melazas de remolacha azucarera), sin aromas complejos adicionales.
En boca resulta ardiente, ligeramente dulce como todos los alcoholes y sin complejidad ni gran estructura ni amplitud. Empleado por ginebra y licores, principalmente.
Aguardiente de Vino: materia apta para la elaboración de brandy. Es incoloro y limpio con notas que recuerdan al vino del que procede, que aparecen superpuestas al contenido alcohólico, resultando por esta razón más complejo. Si se trata de holandas de alquitara se pueden apreciar matices de tostado, incluso torrefactos propios del empleo de leña como fuente de calor de la destilación. En boca resulta más amplio y con más estructura, es decir ocasiona una sensación más completa y amplia en toda la boca como consecuencia de las sustancias volátiles procedentes del vino destilado. En la vía retronasal, se confirman estas sensaciones y especialmente se marcan las notas ligeramente dulces y vinosas que le son características.
Brandy de Jerez Solera: es, con carácter general, el más claro, presenta un color oro pajizo consecuencia de un periodo mas corto de envejecimiento y que puede tornarse más caoba si en su envejecimiento se han empleado algunas botas de Oloroso o Pedro Ximénez. Destacan los aromas propios de los aguardientes de vino con algunas notas que denotan su permanencia en vasijas e incluso el tipo de vino que contuvieron. En boca es equilibrado confirmando las sensaciones aromáticas percibidas y con ciertas sensaciones dulces.
Brandy de Jerez Solera Reserva: de tonos más oscuros consecuencia de un periodo más largo de envejecimiento. Se aprecian ciertas notas verdosas en el borde que ratifican un mayor periodo en vasijas. Sus aromas se encuentran equilibrados entre los procedentes de los aguardientes y los propios del envejecimiento llegando a ser dominantes estos últimos. En boca se presentan amplios y más equilibrados que el Solera. Aparecen notas de envejecimiento, tostados y torrefactos. Persistente.
Brandy de Jerez Solera Gran Reserva: de tonos más caoba e intensos, con nítidos matices verdes que denotan envejecimiento prolongado. Su aroma es menos punzante y dominan los caracteres de madera que recuerdan a maderas nobles. Pueden aparecer notas de evolución cetónica, si su tiempo de envejecimiento es muy prolongado. El tipo de envinado de las vasijas aportará notas secas en las de finos, matices ajerezados en las de olorosos y amontillados y de pasas y dulces en las de Pedro Ximénez.