El tiempo en: Chipiona

San Fernando

Laboratorio de la Hora: Lo lograron porque nunca se sintieron vencidos

El traslado de la Sección de Hora a Madrid nunca fue un peligro pero otro gallo hubiera cantado si no se consigue el nuevo edificio (VIDEO DE LA CONFERENCIA).

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Cargando el reproductor....

A Fernando Belizón Rodríguez, entonces director del Real Observatorio de la Armada (ROA) de San Fernando, se le preguntó desde este periódico si en algún momento hubo peligro de que la Sección de Hora se la llevaran a Madrid, cuando en una de las reestructuraciones del Ministerio de Defensa se temían cambios drásticos. Su contestación entonces fue que no existía ningún indicador que hiciese pensar que eso se fuese a llevar a cabo.

No era difícil pensarlo viendo cómo se estaban marchando de San Fernando unidades y servicios de la Armada y siendo la Hora el único Patrón Nacional de Medidas que estaba y está fuera de la capital de España.

Cosa distinta hubiera sido si no se hubiera conseguido poner en pie el nuevo edificio de la Sección de Hora del Observatorio, dada la precariedad, como van a leer, de las vetustas instalaciones en las que está funcionando en estos momentos. Quizá entonces la respuesta hubiera sido otra.

Hoy en día, dando ya por hecho que nunca hubo peligro de que la joya de la corona del ROA -con permiso de su Biblioteca- y el orgullo de la ciudad desde la que se marca la Hora Legal de España -y oficial-, se marchara, se puede dar por hecho que la Sección va a contar, en los primeros meses de 2017, con un edificio que cumple todos los estánderes exigidos y que sí ha estado a punto de no construirse.

Es más, hasta cinco veces la construcción del nuevo edificio ha estado bloqueada, muerta, en coma inducido, como se quiera llamar. Pero lo ha estado el proyecto, no los que no se rindieron nunca y consiguieron que a finales del mes de julio que viene esté construido a falta de que comience a funcionar. Porque cada vez que cayeron se levantaron.

Todo lo contó Fernando Belizón el martes pasado en la conferencia impartida dentro de los actos del 250 aniversario del nacimiento de la Villa de la Real Isla de León que viene conmemorando la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes. La historia desconocida de ese proyecto que ahora sale a la luz con todas sus vicisitudes. Y que es la siguiente.

Actualidad y necesidad

El laboratorio de la Hora en el Real Observatorio de la Armada (ROA) de San Fernando está instalado en un edificio del siglo XIX acondicionado en 1990 para albergar esa sección que es una de las señas de identidad de la actividad actual del centro, sobre todo por sus implicaciones directas en cientos de operaciones y transacciones que realizan los ciudadanos cada día. No hay que olvidar que el ROA es el que fija la Hora Legal de España, esto es, la que consta en cualquier documento o transacción oficial entre la administración y el ciudadano a efectos del datado de fecha y hora.

Se trata de un edificio que actualmente no cumple los estándares requeridos para mantener el Patrón Nacional de una unidad básica de medida, que es el segundo, además de que se ha quedado pequeño para acoger a nuevo personal investigador, una circunstancia que todavía determina más la necesidad de un nuevo enclave al impedir abrir nuevas líneas de investigación y colaboraciones.

Pero la cuestión principal estriba precisamente en su función y en las exigencias actuales de las mismas. “En los últimos años el sofisticado equipamiento tecnológico ha permitido pasar de incertidumbre iniciales del microsegundo a los 25 picosegundos”.

Mientras que el primero es la millonésima parte de un segundo, el segundo es la billonésima parte del segundo. Diferencias que en comparación con cualquier hecho de la vida normal no tiene importancia alguna, pero en la inmensidad del universo son astronómicas en todos los sentidos de la palabra. O dicho de otra forma, un segundo en la vida diaria tiene una importancia relativa, pero en el universo equivale a una diferencia de 300.000 kilómetros si se toma como referencia la velocidad de la luz.

En esos órdenes de precisión, seguía diciendo Fernando Belizón, la influencia del edificio es determinante al verse afectados los equipos por las oscilaciones en las variables atmosféricas, como la humedad relativa y la temperatura, por fuentes de radiación externas o por vibraciones. Son agentes indeseables que hacen que la escala de tiempo del ROA se vea influenciada negativamente.

Primeros movimientos

Independientemente de esas circunstancias estructurales, agravadas por la cada vez más exigente precisión demandada, los primeros movimientos para poner en marcha el proyecto parte de la propia legislación y en concreto la Orden de Presidencia 1551/2003 de Administración Electrónica por la que se regulan los registros, las notificaciones telemáticas y la utilización de medios telemáticos para la aportación de certificados por los ciudadanos.

El Real Decreto 1308/1992 de 23 de octubre ya declaraba al Observatorio de San Fernando como depositario del Patrón Nacional de Tiempo. “Aquí está el quid de la cuestión y el por qué el Ministerio de Defensa (MINISDEF) solicita a la Armada que redacte un Plan de Necesidades de Obras (PNO) para financiar un nuevo edificio con recursos del Órgano Central del propio MINISDEF.

El coste del proyecto, entonces, era de 400.000 euros, aunque en 2005 la Armada aprueba un proyecto de casi 600.000 euros, pero se trataba de un “edificio asimilado a residencia, no a laboratorio de Metrología y Calibración”.

Desde el Real Observatorio de la Armada no estaban de acuerdo con ese proyecto y pelearon para cambiar las cosas hasta conseguir que entre 2006 y 2007 se produjera una nueva propuesta de PNO que ya contemplaba la construcción de un edificio asimilado a un laboratorio de Metrología y Calibración y cuyo coste ascendía a 2,5 millones de euros.

La crisis

Ahí parecía que las cosas comenzaban a funcionar relativamente bien, pero un año más tarde, en 2008, se produce el gran mazazo a las pretensiones del ROA y sobre todo al equipo de investigadores que vieron cómo la crisis económica comenzó a recortar por todas partes, en función de los recortes del Gobierno.

Esa circunstancia y el incremento del precio sobre el proyecto original hicieron que el Ministerio de Defensa y la Armada decidieran paralizar el proyecto a través de un eufemismo en el que se hablaba de la conveniencia de la colaboración externa. Esa observación era, por decirlo de manera clara, hablar de un proyecto muerto.

Si los marinos e investigadores del ROA no se dieron por vencidos cuando no les satisfizo el primero de los proyectos y consiguieron por fin lo que iban buscando, no se iban a dar por vencidos ahora que parecía que se cerraban todas las puertas.

En 2008 y 2009 se pusieron todos a trabajar para conseguir esa colaboración externa y de ahí salió el primer socio, la Junta de Andalucía que además se mostró fundamental “porque es la que ha mantenido siempre vivo el proyecto”.

Consiguieron también que la Dirección General de Infraestructuras del Ministerio de Defensa y la propia Armada volvieran a retomar el proyecto, además de lograr la participación también del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Con todos esos mimbres, de todas formas, aún no habría dinero suficiente para pagar lo que costaba el laboratorio, por lo que comienzan a trabajar en un plan para poder llevarlo a cabo a través de los fondos FEDER (Fondos Europeos para el Desarrollo Regional), en este caso los que correspondían al cupo de la Junta de Andalucía.

Pero siguen las complicaciones porque un cambio de legislación en abril de 2009, obliga a un reajuste al alza del precio del proyecto, que pasa de los 2,5 millones de euros a los tres millones, que es el precio final.

Los momentos felices

Es entonces cuando comienzan a llegar los momentos felices. En 2010 se firma un Protocolo de Colaboración entre las tres Administraciones cuyo objetivo es el compromiso de financiar por las vías adecuadas un nuevo edificio para albergar la Sección Hora del ROA.

La Armada –lo tenía que asumir el Ministerio de Defensa, pero se lo endosa a la Armada- asume un montante económico de 300.000 euros y la Dirección General del Infraestructuras encarga la contratación de la obra a la Dirección de Infraestructura de la Jefatura de Apoyo Logístico (JAL). Este organismo es también fundamental en el buen fin del proyecto “porque se volcó totalmente” y comienza a trabajar en la contratación de la obra a través del Servicio Militar de Construcción y el Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento (INVIED), el antiguo Instituto de la Vivienda de las Fuerzas Armadas (INVIFAS).

En 2010 se había solicitado un proyecto de infraestructura a la Junta de Andalucía que fue aprobado a finales de ese año por un importe de 450.000 euros y ya con el 25 por ciento del montante total del proyecto se solicita el 75 por ciento restante de los fondos FEDER gestionados por el Ministerio de Ciencia e Innovación. A este ministerio se le solicita en 2011 el proyecto cofinanciado con fondos FEDER del cupo de la Junta de Andalucía.

El 23 de abril de 2014 se firma un Convenio de Colaboración, esta vez a nivel ministerial –ministro de Defensa, ministro de Ciencia e Innovación y consejero del ramo de la Junta de Andalucía. El protocolo anterior lo había sido a nivel de directores generales. En dicho convenio se especifica que los fondos son para la Construcción del edificio para la Sección de Hora del Real Observatorio.

Es precisamente ese convenio y todo lo que lleva aparejado lo que ha permitido la realización de la obra que comenzó el 23 de junio de ese mismo año, cubriéndose aguas a mediados de marzo del año pasado.

La finalización está prevista para el 31 de julio de este año, entregándose al ROA un mes más tarde y seis meses después, principios de marzo de 2017, el nuevo laboratorio está previsto que funcione a pleno rendimiento.

Así lo explicó Fernando Belizón, uno de los protagonistas principales –el principal desde el ROA- y no sólo dio los nombres de los organismos y administraciones que lo han hecho posible, sino de personas que han sido esenciales para vencer todas las barreras.

“Llegar a esta situación no ha sido un camino de rosas. Llevamos quince años de trabajo y ha sido muy difícil y complejo llegar a la situación actual. Hemos pasado del todo al nada del proyecto en al menos cinco ocasiones” por si alguien tenía dudas de cuán difícil ha sido y de cómo nunca han dado por perdido lo que los científicos del ROA han considerado primordial, entre otras cosas para cumplir con todas las garantías las funciones que el propio Gobierno de España les tiene encomendadas.

Pero desde luego sin la calidad de la materia humana de ese centro, no es seguro que otros lo hubieran conseguido.

Un proyecto de muchos

¿Las ayudas externas? Fernando Belizón los mencionó “a título personal”, comenzando por Francisco Trigueros, ex secretario general de Investigación y Universidades de la Junta y a la ex senadora María Jesús Castro, que una vez abierta las puertas de la Junta había que abrir las del Ministerio de Defensa. Castro era vicepresidenta de la Comisión de Defensa del Senado.

También los alcaldes Manuel María de Bernardo y José Loaiza, que tenían que lidiar con la calificación de los terrenos en el Plan General, y le consta a Belizón que la actual alcaldesa, Patricia Cavada, se está volcando con lo que se le demanda. Y es que los alcaldes, cada vez que iban a Madrid a hablar sobre los terrenos de Defensa, llevaban bajo el brazo el proyecto del nuevo edificio de la Sección de Hora.

En el terreno militar, fundamental fue también el apoyo del almirante Pery, Jefe del Apoyo Logístico; el arquitecto Luis Rosety, “que ha hecho y rehecho catorce millones de veces”, y a “muchas personas en el Estado Mayor de la Armada”, entre ellos el almirante Franco, qué en 2012, cuando el proyecto llevaba un año parado lo reactivó, y por supuesto, “nosotros, el personal del ROA que hemos llevado la gestión de este proyecto: Directores, subdirectores, y jefes de la Sección de Hora"

Fernando Belizón dejó el proyecto en 2013 y para finalizar en la pantalla aparece una transparencia con los nombres de las personas que le han ayudado a preparar la conferencia. Los capitanes de navío José Martín Dávila, actual director y Teodoro López Moratalla, actual subdirector; Francisco José González González, director técnico de la Biblioteca del ROA y Francisco Javier Galindo Mendoza, jefe actual de la Sección de Hora.

El ROA, una visión global de su importancia

La conferencia de Fernando Belizón Rodríguez en la Academia de San Romualdo llevaba por título Aportación científica del Real Observatorio al desarrollo de la ciudad de San Fernando y tenía como objetivo llevar a los presentes una visión multidisciplinar del centro, así como la trascendencia de las misiones que desarrollan y que suponen llevar el nombre de San Fernando por todo el mundo.

Dividida en cuatro apartados, el último de los cuales se refirió al nuevo edificio de la Sección de Hora del Observatorio, Belizón fue enumerando el trabajo del ROA en la creación del primer Almanaque Náutico Español en el siglo XVIII, a través de la Sección de Efemérides y la participación del Observatorio en el Catálogo Astrofotográfico y la Carta del Cielo, en el siglo XIX a través de la Sección de Astronomía.

La Sección de Geofísica ha realizado nueve campañas de investigación en la Antártida, cinco de ellas consecutivas y todo ello ha dado como resultado que el ROA esté entre los mejores centros del mundo y forme parte de la cadena del conocimiento en sus distintas especialidades. En todo ello hay un fuerte componente humano que ha sido la clave de los más dos siglos y medio del Observatorio de San Fernando.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN