El proyecto que ha planteado el Real Betis Balompié para culminar las obras del nuevo estadio Benito Villamarín a través de un avance del estudio de ordenación ha aglutinado las primeras críticas y alegaciones de una decena de entidades vecinales que consideran que el proyecto “atenta contra el interés público” y afectará “gravemente a la calidad de vida” de los residentes.
Además, se muestran contrarios a la vinculación de las obras con la creación de un espacio comercial o que se contemplen fines lucrativos, consideran que el convenio que se firmó en 2003 debería ser “nulo” por el tiempo transcurrido; ven “desproporcionado” lo que recibiría el club frente a lo que aportaría a la ciudad, y ven “excesiva” la edificabilidad planteada y en ausencia de una ordenación urbanística equilibrada
Así, las asociaciones Parque Vivo del Guadaíra, Foro de Heliópolis, Los Andes, Pedro Salvador, Reina Mercedes, Puerto de Sevilla, Bermajales Activa y Siete Calles han presentado una serie de alegaciones y recomendaciones al estudio detalle, dejando claro su interés porque el club finalice las obras de su estadio pero manifestando su “firme oposición a que se vincule esta finalización con la construcción de un espacio comercial o terciario sobre suelos públicos, de usos muy pocos definidos en el Avance, así como de un número indeterminado de plazas de aparcamientos aparentemente con un fin lucrativo en un sector urbano que da muestras de saturación”.
Consideran que el documento objeto del procedimiento de participación pública “usa y abusa de calificarlo como una iniciativa como de mejora urbana para justificar el pelotazo especulativo en un suelo público, basado en un convenio del año 2003 con los pies de barro pues responde a un modelo urbanístico desfasado, que propone crear una nueva centralidad urbana para unos barrios que no lo necesitan ni demandan, y que lesiona al interés público por el claro desfase entre lo que recibe la ciudad y las ganancias del club”.
Para los alegantes, es una una inicitiva con una debil e interesada base jurídica. "Este Avance se sustenta en un cambio normativo aún no aprobado: la modificación del PGOU requerida ni siquiera está aprobada inicialmente por el Ayuntamiento, ni sometida a información pública, y además podría no aprobarse, dado que el gobierno local carece de mayoría absoluta", apuntan.
Igualmente estiman que el convenio de 2003 firmado entre el Ayuntamiento y el club, debería considerarse nulo a todos los efectos dado que el tiempo transcurrido ha modificado la realidad que pudiera justificar la construcción de un "espacio de centralidad" en un entorno ahora bien dotado y con claros síntomas de saturación y congestión, aparte de las dudas juridicas que genera la desproporción entre lo que recibe el club y lo que beneficia a la ciudad. El PGOU de 2006, que cambió la clasificación de zona verde a deportivo privado, se motivó por una “premisa torticera: la necesidad de dotar a estos barrios de centralidad: ni los barrios vecinos al Estadio necesitaban más equipamientos ni servicios privados hace 20 años, y mucho menos ahora con la construcción de la mayor superficie comercial de Sevilla a solo 1.500 metros de Estadio”.
Por último la tramitación de esta iniciativa está “muy condicionada por los plazos anunciados de inicio de las obras a principios del año 2025 y por las propias obras a realizar en plazos muy perentorios en el Estadio de La Cartuja”. La aprobación del Estudio de Ordenación, la evaluación ambiental estratégica y la obtención de la licencia “obliga a los poderes públicos a intervenir con plazos muy ajustados, lo que condiciona el correcto trabajo de los servicios técnicos que deban intervenir e informar en la tramitación de este proyecto”.
Para las entidades, la actuación “no supone en absoluto una mejora urbana y que supondrá el deterioro ambiental y paisajístico del entorno inmediato del Estadio”. El barrio de Heliópolis es reconocido como uno de los sectores urbanos de la Sevilla de extramuros de mayor valor urbanístico y ambiental, apuntan, valores que “se verían afectados por las actuaciones previstas en el Estudio de Ordenación de la parcela del Nuevo Estadio, entrando el Plan en contradicción, no solo con las determinaciones de protección del barrio, sino además con los Principios Rectores del Plan”, y en su normativa que establece que “las nuevas construcciones deberán adecuarse en su diseño y composición con el ambiente urbano en el que estuvieran situadas” y reconoce “el derecho de los ciudadanos de Sevilla a disfrutar del paisaje heredado”.
La edificabilidad planteada en el Estudio de Ordenación es "a todas luces excesiva y no se plantea con criterio de una ordenación urbanística equilibrada, sino en términos de obtener las máximas plusvalías”, por lo que no comparten que el resultado sea “un edificio icónico ya que el pegote ahora añadido resta protagonismo al propio Estadio y banaliza el proyecto original del reconocido arquitecto Antonio González Cordón”.
“El impacto visual de una mole de 31.500 m2 y con un máximo de 47 metros de altura junto a las viviendas del barrio con dos plantas más castillete altera gravemente la imagen de Heliópolis como continuación del estadio del Betis, pero también a la ya muy deteriorada imagen de La Palmera, de la que forma parte el Estadio, afectando gravemente a dos de los símbolos más representativos de la Exposición del 29”, señalan.
Además se destaca el impacto de esta actuación sobre la accesibilidad a los barrios del sur, dado el estado saturado del eje de las avenidas de La Palmera-Jerez con intensidades de uso diarias estimadas en más de 40.000 vehículos al día y con frecuentes retenciones en las horas punta.
La misma accesibilidad el centro comercial y de servicios, previsto en el Estudio de Ordenación “se ve comprometida por la escasa capacidad de las calles por las que se accedería a los estacionamientos a desarrollar en el entorno del Estadio”. Concretamente, señalan, las calles del entorno cuentan con una calzada con una sección entre 7,5 y 6,0 metros, “claramente insuficientes para acoger el tráfico generado por las actividades que se pretenden implantar”.
Además, este tráfico afectaría “severamente sobre la calidad del aire, dado que la estación de medición de la calidad del aire situada en el Paseo de Europa (Los Bermejales) años tras año indican resultados muy desfavorables en los datos de PM10, NO2 y Ozono, datos que solo pueden empeorar con este proyecto y por la construcción de las miles de viviendas previstas en Isla Natura, cuarteles, Pítamo y el Cortijo del Cuarto que saturarán las avenidas de Las Razas y La Palmera”.
No quedan ahí sus reticencias, puesto que consideran que este avance propone una ordenación de usos indefinida que lesiona el interés público. Para las entidades esta ordenación es “inconcreta, en la que caben desde un centro comercial hasta servicios privados como hoteles y oficinas”, cuando además supone “la pérdida de este espacio libre necesario para la evacuación de un equipamiento con una capacidad superior a las 60.000 personas”.
Para los alegantes, supondrá la “terciarización inmediata de las calles más próximas, al ser incompatible el uso residencial con las previsibles actividades a desarrollar , así como problemas inducidos por el aumento de tránsito en las avenidas La Palmera, Padre García Tejero, Reina Mercedes y los barrios vecinos por el uso de las calles del barrio como aparcamiento. Este impacto tendrá efectos diferidos sobre los barrios Pedro Salvador, Siete Calles, Elcano, Bami, Bermejales y Sector Sur”, aseguran.
“La doble combinación del uso deportivo del estadio con actividad extradeportiva 24 horas/365 días del año (según el Plan de Negocio que el club presentó a la prensa) con gran superficie comercial o de usos terciarios supondrá el colapso para los sectores urbanos más próximos, a la luz de lo ocurrido con el centro comercial Lagoh tras su inauguración”, concluyen.
También consideran injustificado promover un nuevo espacio de centralidad ya que “parte de dos premisas que son falsas, ya que el proyecto no dota a la ciudad de espacios de esparcimiento o de relación social de calidad con la implantación de espacios libres, de ocio y de paseo, al no poder considerarse como tales espacios construidos a varios metros sobre la rasante vinculados a un centro comercial o de usos terciarios”, concluyen.