El
alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, se someterá a una
cuestión de confianza vinculada al presupuesto municipal este
viernes después de que la
oposición haya tumbado su propuesta
presupuestaria para 2024, a la que le han presentado tres enmiendas a la totalidad que también han sido rechazadas, y se abrirá
un mes para la presentación de una más que
imposible moción de censura, cuya ausencia motivará la aprobación inmediata de las cuentas para este año.
El
pleno extraordinario de aprobación inicial de los presupuestos del Ayuntamiento de Sevilla ha servido para
escenificar, más si cabe, la distancia entre el Gobierno de José Luis Sanz y los tres grupos municipales, con duros reproches entre los portavoces de los grupos y el alcalde, en el que, además de las críticas a la falta de diálogo y negociación, han salido a la palestra los pactos PP-Vox, las injerencias de San Telmo, las crisis internas de cada grupo y la resaca de los resultados electorales de hace un año.
El alcalde de Sevilla ya lo anunció: si sus presupuestos no salían adelante, se sometería a una cuestión de confianza vinculada al presupuesto, activando el
artículo 127 de la LOREG, lo que le permitirá que, con la
mayoría simple, se aprueben inicialmente las
cuentas y, en el
plazo de un mes y si no se presenta una moción de censura, éstas
quedarán automáticamente aprobadas, lo que tiene una alta probabilidad de suceder teniendo en cuenta que PSOE, Con Podemos-IU y Vox ya han manifestado públicamente que no la presentarían.
Los presupuestos, sin embargo, no han convencido a ninguno de los grupos de la oposición, que han presentando enmiendas a la totalidad, que tampoco han salido adelante. A pesar de que
Juan Bueno, delegado de Hacienda y portavoz del PP, los ha defendido como los que “necesita la ciudad para
prestar adecuadamente los servicios obligatorios y esenciales”, con
1.299 millones en total, y su llamamiento a que la oposición
le dé “una oportunidad” a la ciudad ha caído en saco roto.
Desde el
PSOE, Sonia Gaya le ha recriminado al PP su “
irresponsabilidad en la forma, en el fondo y en los tiempos”, el
excesivo endeudamiento (hasta los 61 millones) en el que incurrirá la ciudad, la
ausencia de cobertura de las 773 plazas vacantes cuyos fondos se destinan a otras partidas, la
falta de ejecución de proyectos que están aprobados y la ausencia de “un
modelo de ciudad, con un presupuesto carente de proyectos propios,
hechos de retales, un cortapega”, criticando que sigan el “campaña permanente, con
cuatro mantras populistas como Vox y pa’lante”.
Cristina Peláez, de Vox, tampoco se quedaba corta en las críticas hacia el Gobierno local ante sus presupuestos, reprochando que los hubieran
“traído tarde usurpando el debate” de febrero (cuando Sanz anunció que se prorrogarían los del PSOE de 2023), con una
“previsión de ingresos totalmente irreal” y con una “ingente cantidad de
gastos superfluos”. Peláez invitaba a Sanz a “cambiar de actitud” porque “o se apoyan en la izquierda, cada vez más radicalizada, o en nosotros”, lamentando que
“han escogido la senda de los socialistas”.
Con Podemos-IU, en boca de
Ismael Sánchez, rechazaba unas cuentas que consideran que “
no vienen a resolver los principales problemas de la ciudad”, ahondan en el “
desmantelamiento de lo público” con una apuesta por la
externalización de servicios “en todos los programas, áreas y partidas, no hay p
rogresividad fiscal y hay un
excesivo endeudamiento financiero (el crédito al BBVA tiene un interés del 9,32% frente al 4,25% del Euríbor).
Reproches para todos
El rechazo de los tres grupos de la oposición a los presupuestos abrió el
turno de los reproches políticos. Empezó la portavoz de Con Podemos-IU, Susana
Hornillo, criticando el “
paripé y la huida hacia adelante” del alcalde al “forzar” su aprobación con una cuestión de confianza, el “
camino de la antipolítica”. “El problema es que
no sabe gobernar”, le espetaba a Sanz, a quien le reprochaba que “las decisiones de
gobernabilidad se toman en San Telmo”, e incluso llegaba a agradecer a Juanma Moreno Bonillo que “nos salvaran” de pactar con la ultraderecha.
De
Moreno Bonilla también habló Cristina
Peláez, de Vox, llegando incluso a recomendarle al PP que lo
“presentase como alcalde”, y criticando duramente la
“prepotencia o ingenuidad” de Sanz al querer gobernar en minoría sin tener mayoría, optando por la cuestión de confianza, “un
callejón sin salida que pretenden solucionar con un chantaje político intolerable en un ayuntamiento democrático”. “Esto es un mero trámite para una cuestión de confianza para sacar un presupuesto sin necesidad de pactos”, reflexionaba, advirtiendo de que “
le podrá valer para este presupuesto y poco más”.
De
“vodevil” y “culebrón” calificó Antonio
Muñoz el debate presupuestario, del que recordó fueron los populares los que rompieron las negociaciones, ofreciendo una “engañifa” con 17 de sus 25 propuestas cuando no tenían reflejo en las cuentas. “
Quien está bloqueando la ciudad es usted, su incapacidad permanente y su nula capacidad para negociar”, le decía a Sanz, al que le reconocía que incluso tenía
“suerte” porque la “aritmética” no permite la moción de censura. Eso sí, tras recordarle las tres rectificaciones en una semana de San Telmo, en referencia al
acuerdo con Vox, a la tasa turística y a la Ley de Capitalidad, le espetaba sobre Sevilla que “es el capitán del barco, pero está acostumbrado a un barquito de vela y
ahora está al frente de un trasatlántico”.
El
alcalde no se quedaba corto en sus críticas y repartía para todos los grupos, a los que criticaba que estén
“centrados en problemas personales o políticos” frente al PP, que está centrado en “resolver los problemas”, que es sacar un presupuesto, que “Sevilla necesita” y, frente a la cuestión de confianza,
“la única manera” para evitarlo es una moción de censura. A las críticas de incompetencia de
Muñoz le respondía afirmando que lo que sí es incompetencia “es que
te regalen una Alcaldía a dedo y perderla en un año”, en un PSOE en “plena descomposición” y asegurando que “no ha tenido intención ninguna de negociar absolutamente nada”, porque
“su lema es o yo o el caos”.
Menos se entiende, según Sanz, “el
papel de muletilla de Vox”, partido al que acusaba de unirse al PSOE para “ir en contra de la ciudad”, y le espetaba a Peláez que no entendieran el resultado de las urnas: “
Subieron un concejal pero no son imprescindibles”, les decía. A la portavoz de Con Podemos-IU le reprochaba que hablara de
“circo” cuando
no se sabía si había que negociar con Ismael Sánchez o con Cristina Hornillo, a quien la había
desautorizado “su propio compañero”.