La Diputación de Sevilla, a través de su Área de Servicios Públicos Supramunicipales, ha vuelto a poner en marcha, una edición más, su Plan Rocío, una actuación que supone la recogida de residuos y limpieza de los caminos de los municipios sevillanos por los que discurre la romería de El Rocío, recopilando casi 82 toneladas de residuos.
El Plan se extiende desde el 9 de mayo hasta el 20 de junio, en un cronograma que presenta varias fases: la del camino de ida de las hermandades, entre el 9 y el 15 de mayo; la del camino de vuelta de las hermandades, entre 16 y el 22 de mayo, y la de limpieza minuciosa de zonas de acampadas y caminos, que se prolonga hasta el 20 de junio próximo.
En esta ocasión, puede afirmarse que se ha tratado de una campaña accidentada, debido a las intensas lluvias que se han producido durante buena parte de la peregrinación, inclemencias meteorológicas que han condicionado, por una parte, la participación de romeros en la fiesta y, por otra, el traslado de los puntos de recogida de residuos previamente fijados, en función de la habilitación de nuevas rutas, ante el mal estado de los caminos tradicionales, algunos de ellos cerrados.
En total, hasta el momento se han recogido para su posterior tratamiento, 81,8 toneladas de residuos: 24,80 fueron retiradas durante el camino de ida; 48,62 durante el camino de vuelta, y 8,38 en la primera de las recogidas minuciosas que se han realizado, según datos aportados por la Diputación de Sevilla.
La cifra es sensiblemente inferior a la cantidad recogida y tratada en la campaña de 2015, que ascendía a 118 toneladas, aunque con tendencia a incrementarse, ya que todavía quedan por cuantificar los resultados de la recogida minuciosa que se realiza manualmente en todas las áreas de descanso de todos los caminos que han transitado las hermandades para su regreso y que, como se ha dicho, culmina en torno al 20 de junio.
Como es tradicional, la actuación de la Diputación consiste en la recogida diaria de los residuos que se producen por el paso de las hermandades rocieras, en los lugares de parada y descanso, en terrenos de titularidad pública y limpieza de los márgenes de los caminos. Un proceso para el que se colocan depósitos de recogida en los lugares en los que las hermandades tienen planificado su sesteo, pernocta y descanso, y que, posteriormente, se transportan para su tratamiento. Además, se realiza una limpieza de las calles de Villamanrique por las que discurren los peregrinos y una limpieza manual pormenorizada de pequeños residuos en las zonas de acampadas y caminos de ida y vuelta, una vez que regresan los romeros.
Este año, aunque estaban previstos casi una treintena de puntos de colocación de los contenedores, algunos de ellos se han tenido que modificar sobre la marcha por los cambios de itinerarios forzados por el mal tiempo, aunque en todos los casos se ha informado fluidamente a las hermandades.
Posteriormente, se lleva a cabo la limpieza de los itinerarios dentro de un ámbito territorial que comprende, por el norte, los caminos de Bollullos de la Mitación a Benacazón, de Benacazón a Aznalcázar y de Aznalcázar a Pilas, así como en la zona del Corredor Verde del Guadiamar; por el oeste, los caminos de Pilas a Villamanrique de la Condesa, de Villamanrique a Venta Mauro y de Venta Mauro a Hato Ratón; por el sur, el camino de Hato Ratón a Entremuros y de Entremuros a la Venta del Cruce, y, al este, la carretera desde Venta del Crece a Puebla del Río, de Puebla del Río a Coria del Río, de Coria a Almensilla y de Almensilla a Bollullos de la Mitación.
En el Plan Rocío, la Diputación cuenta con un operativo compuesto por 24 profesionales de distintas especialidades, 10 vehículos de distintas tipologías en función de las necesidades de la recogida, 80 contenedores de diversas capacidades, así como 10 plantas móviles de transferencia. Para la movilización de estos recursos, la Diputación invierte casi 50 mil euros.