Doce años de prisión por disparar a un empresario en la cabeza

Publicado: 24/09/2017
El acusado mató a su hermano con la misma pistola con la que disparó en 2012 en el barrio sevillano de Los Remedios a Jaime Melgarejo, que sobrevivió
La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 12 años de cárcel al hombre acusado de intentar asesinar al empresario y aristócrata Jaime Melgarejo, que recibió un tiro en la sien el 5 de abril de 2012, coincidiendo con el Jueves Santo, cuando se encontraba en el interior de su coche parado en un semáforo en Los Remedios, dándose la circunstancia de que el imputado usó esa misma pistola para matar a su hermano.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Cuarta de la Audiencia condena a Francisco G.C. a 12 años de prisión y al pago de una indemnización de 735.424,64 euros al empresario por un delito de asesinato en grado de tentativa, absolviéndolo del delito de tenencia ilícita de armas que se le atribuía.

El tribunal, asimismo, acuerda fijar en 25 años el máximo de cumplimiento efectivo de las penas impuestas al acusado tanto por intentar matar al empresario como por asesinar a su hermano el 16 de junio de 2013 de tres disparos en la cabeza en una nave agrícola de La Rinconada, por lo que fue condenado a 20 años y 9 meses de prisión.

El tribunal considera probado en esta sentencia consultada por Europa Press que, sobre las 7,45 horas del 5 de abril de 2012, la víctima salió a bordo de su automóvil del garaje de su domicilio, parando a los pocos metros ante un semáforo situado junto a la avenida República Argentina, que estaba "casi desierta" a esa hora por ser Jueves Santo.

"Ante la forzosa detención", el empresario se dispuso a encenderse un cigarrillo, para lo que bajó parcialmente su ventanilla e inclinó la cabeza hacia el interior del coche para servirse del mechero, momento en el que apareció en escena el acusado, que "aguardaba la aparición" del afectado "con el propósito de acabar con su vida debido a que los diversos conflictos y procesos derivados de las relaciones mercantiles entre ambos habrían acabado por arruinarle y amenazaban con desposeerle incluso de su vivienda habitual".

Así, el condenado "aprovechó la ocasión" para acercarse desde atrás al coche, introducir por el hueco de la ventanilla la pistola y efectuar un disparo dirigido a la sien del empresario, que se encontraba "distraído y mirando hacia otro lado", por lo que no pudo ver a su atacante, que se dio a la fuga a continuación mientras la víctima se desplomaba sobre el volante "sangrando por la cabeza".


"GRAVÍSIMAS" LESIONES

De este modo, el claxon comenzó a sonar alertando a un vecino del mismo barrio que se encontraba haciendo footing por la zona, que fue quien llamó a la Policía y al 061, que se trasladaron hasta el lugar y atendieron a la víctima.

La Audiencia asevera que, "contra lo que esperaba el acusado, el disparo no acabó con la vida" del empresario porque la bala, debido a la forma en que se efectuó el disparo y a la postura de la víctima, siguió una trayectoria de dentro hacia afuera, de modo que entró por la sien y salió por el ojo derecho sin afectar a centros vitales.

No obstante, el empresario sufrió "gravísimas" lesiones por las que requirió tratamiento médico-quirúrgico, obteniendo el alta médica a los 259 días y habiéndole quedado como secuelas epilepsia parcial focal, síndrome postconmocional, trastorno depresivo reactivo y ceguera, las cuales le incapacitan para todo trabajo y requieren de la ayuda de terceras personas para muchas de las actividades de la vida diaria.

El arma empleada por el acusado, que no ha sido recuperada, era una pistola detonadora del calibre 8 milímetros Knall, transformada para disparar proyectiles del calibre 6,35 milímetros Browning, para lo cual se la había dotado de un cañón de acero.

El acusado, que no tiene licencia de armas, había obtenido esta de un tercero en 2009 o 2010 y la utilizó más tarde para dar muerte a su hermano, hechos por los que fue condenado a 20 años y 9 meses de cárcel por delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas.


"RENCOR"

La Audiencia resalta que el acusado "tenía poderosos motivos para albergar deseos de desquite y sentimientos de rencor, si no de odio, contra" el empresario, quien "había acabado por conducirle a la ruina y amenazaba con quitarle incluso su vivienda habitual", tachando de "inverosímil" que, "además del acusado, hubiere en el círculo de agraviados por la víctima otra persona que estuviera en posesión de un arma de características tan peculiares".

En este sentido, el tribunal tiene en cuenta además que el acusado "fue capaz de matar a su propio hermano" a raíz de "graves problemas de índole económica" y opina que el indicio "decisivo" es que en el intento de asesinato del empresario se utilizó la misma pistola que en el caso del crimen del hermano del imputado, según establecieron los peritos del Laboratorio Central de Balística Forense de la Guardia Civil.

"El arma empleada para atentar contra la vida" del empresario "fue precisamente aquella de la que disponía desde dos o tres años antes el acusado y con la que un año después daría muerte a su hermano", apostilla la Audiencia en la sentencia, que ha sido recurrida por la defensa del acusado.

Este caso se investigó pero se archivó un año después porque solo existía como prueba la bala y además el empresario, que atribuyó lo ocurrido a la explosión del mechero del coche, no vio a su agresor. Durante las indagaciones, se sospechó del acusado por los pleitos cruzados que mantenían ambos debido a cuestiones relacionadas con el uso de terrenos agrícolas.

Así, y según declaró el imputado durante el juicio por el asesinato de su hermano, Jaime Melgarejo le había arrendado unas tierras y, por el impago, había terminado siendo desahuciado.

La investigación se reabrió después de que, el 16 de junio de 2013, el acusado asesinara de tres disparos en la cabeza a su hermano en una nave agrícola de La Rinconada, para lo que usó la misma pistola que contra el empresario.

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