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¿Por qué no es obligatorio ser feliz en Navidad?

La celebración de la Navidad lleva implícito sentir emociones como ilusión o felicidad, pero ¿es obligatorio ser feliz en Navidad?

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  • Muñeco de nieve sonriente. -

La celebración de la Navidad lleva implícito sentir emociones como ilusión o felicidad, pero ¿es obligatorio ser feliz en Navidad?. "Establecer un día concreto para ser feliz es muy complicado", responde en una entrevista con EFE Tània Estapé, psicóloga experta en tratar a enfermos oncológicos.

La psicóloga, que también es profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud del campus Manresa de la Universidad de Vic-Universidad Central de Catalunya (UVic-UCC), destaca que "la Navidad tiene cosas muy buenas, pero tenemos que comprender que existen muchas variables que hacen que la felicidad no sea un sentimiento común para todo el mundo".

"Especialmente durante la Navidad, es común que a las personas que sufren alguna enfermedad o han perdido a un ser querido se les haga todo una montaña y quieren que acaben las celebraciones. Se sienten muy lejos de lo que ven en los anuncios de la televisión, llenos de canciones y regalos. La Navidad les trae recuerdos y añoranza y no se sienten felices", explica.

La psicóloga hace referencia a lo que se conoce como 'tiranía del pensamiento positivo', que implica que, a pesar de lo que te suceda, "tienes que mostrar siempre una fachada alegre y feliz, sin espacio para las quejas o las emociones más desagradables".

Sin embargo, esto no es solamente un problema personal, sino que el entorno también juega un papel esencial en la aceptación de estas emociones, según la experta.

Estapé considera que la importancia que se le da a la actitud positiva como factor determinante en el bienestar personal "viene muy marcada por la influencia del individualismo de Estados Unidos, más concretamente de la idea del sueño americano y de que si no eres rico o no prosperas, es porque no estás haciendo lo suficiente".

"Es obvio que en la vida no salimos todos desde la misma casilla. En Barcelona, por ejemplo, según el barrio donde vivas, envejecerás diez años antes o después, y eso es mucho tiempo", resalta la psicóloga, directora de Psicooncología de la Fundación para la Educación Pública y la Formación en Cáncer (FEFOC).

Como experta en el tratamiento psicológico de enfermos oncológicos, Estapé afirma: "hace muchos años que veo plasmada en mis pacientes la tiranía del pensamiento positivo y me comentan que les han dicho que tienen que tener actitud positiva".

Para ella, "la actitud positiva está sobrevalorada, porque si te dicen que te vas a morir o que no vas a ver crecer a tus hijos, ¿qué se supone que tienes que hacer? ¿Cantar y bailar?".

"El tema es ayudar a nuestros seres queridos a llevarlo de la mejor manera posible", aconseja Estapé, que celebra el nivel de conciencia social al que se ha llegado en cuanto a la importancia de la salud mental, especialmente a raíz del crecimiento de casos por la pandemia.

"Hay un aumento de las personas que expresan insatisfacción por las fiestas y en general en su día a día, pero esto no es únicamente porque más gente esté peor, sino porque muchas personas empiezan a atreverse a verbalizar que necesitan ayuda", según Estapé.

NAVIDAD CON PROBLEMAS

La psicóloga también apunta que "no se puede obviar que estamos en un momento en el que hay muchas presiones sociales, precariedad económica, un aumento de los precios de productos básicos, miedo por una posible guerra... y estos factores tienen también un efecto emocional en las personas".

Por ello defiende que "como sociedad, tendríamos que asumir que hay unos problemas estructurales de base, como la competitividad, la diferencia de oportunidades o los problemas que supone tener una enfermedad, entre otros".

"En Occidente -añade- tenemos muy poca tolerancia a las emociones desagradables, por eso, gran parte de mi trabajo consiste en hacer mucha pedagogía para normalizar la expresión de estas emociones para que se expresen de manera civilizada".

"La felicidad global podríamos decir que es un mito. Yo creo más en lograr bienestar personal, estar bien con un mismo y con los otros y tener objetivos propios", concluye Estapé, que recomienda no imponerse la necesidad de ser feliz, ni a uno mismo ni a los demás, tampoco en Navidad.

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