La pinada de
Guardamar fue una obra de ingeniería forestal. Se hizo en 1897 para proteger el pueblo de Guardamar, que corría el riesgo de quedar sepultado bajo la arena de las dunas.
El ingeniero
Francisco Mira reforestó la zona para frenar el avance de la arena y lo consiguió con pinos, unos pinos que, con el paso de los años se han secado. Medioambiente calcula que el 27% de los árboles que integran el pinar está actualmente muerto o en un avanzado estado declive, que los hace irrecuperables.
El ayuntamiento organiza cada año reforestaciones y en 2017 inició el proyecto de regeneración con la entonces
consellera de Agricultura, Elena Cebrián. El objetivo era renovar 539 hectáreas de pinada, unos 16 kilómetros de costa, en los que ahora se están talando centenares de pinos.
Los vecinos no dan crédito a esta tala masiva y ha denunciado la situación en redes. El alcalde ha hecho un llamamiento a la tranquilidad afirmando que los pinos se van a conservar.
La falta de agua en la zona ha llevado a tomar esta drástica medida. Conselleria asegura que no se pueden suministrar los 250 litros anuales que necesitan los pinos, por lo que sustituirá estos árboles centenarios por arbustos, algo que cambiará irremediablemente el paisaje de esta zona, declarada como lugar de interés comunitario.