A principios de esta semana, circulaba por la red un vídeo en casa de Miley Cyrus en el que aparecía la artista fumando salvia con una cachimba junto a un grupo de amigos. Las imágenes fueron tomadas apenas cinco días después de que la ex 'Hannah Montana' cumpliera la mayoría de edad.
Al parecer, la salvia es una hierba cuya posesión es legal en el estado de California aunque la inhalación de esta sustancia, conocida por sus propiedades alucinógenas, provoca que la persona sufra cambios temporales en su percepción, su estado y su comportamiento. Por eso, en el vídeo podemos ver a Miley diciendo: "Vale, creo que ya no puedo más. Estoy algo colocada ahora mismo".
Las reacciones ante el vídeo no se hicieron esperar. El primero en poner el grito en el cielo fue el padre de la artista, Billy Ray Cyrus, quien echando una mano de su página personal de Twitter, mostró su preocupación por el comportamiento de su hija y añadió que está muy seguro de cómo atajar el asunto.
Con su último comportamiento, la ex Hannah Montana, sin duda, se convierte en un pésimo ejemplo para los millones de jóvenes seguidores que han encontrado en la artista a su ídolo y su prototipo a seguir. Tal es su influencia que, tras salir publicado el vídeo en numerosos medios de comunicación, las ventas de salvia se han disparado.
Por si esto fuera poco, también ha salido a la luz que la artista ha mentido en su libro, 'Miley Cyrus: Miles to go', en el que cuenta sus memorias y explica lo mal que lo pasó en el colegio mientras todas las demás niñas la acosaban e insultaban. Al parecer, la historia sucedió justo al revés. Su mejor amiga de la infancia ha desvelado que fue la cantante quien hacía la vida imposible a otras niñas.
Sin embargo, bien podría pensarse que los continuos escándalos de la actriz podrían perjudicar su carrera pero, más bien, parece todo lo contrario. A la joven le dan exactamente igual las críticas y ha sabido jugar sus cartas para librarse de su imagen de niña Disney, beneficiando su carrera y generando expectación.
En realidad, no sabemos si Miley Cyrus está constantemente echándoles un pulso a sus padres pero, lo cierto es que, desde que se separaron, no ha salido de un escándalo para meterse en otro. Pero eso sí, la cantante y también artista le ha sabido sacar jugo a sus polémicas. Más prueba que su éxito no hay.
LA SEMANA DEL DESAMOR
Además de los escandalos de la estadounidense, esta semana se ha caracterizado por un oleaje de rupturas que ha afectado a las que creíamos las parejas más sólidas de Hollywood. Como si de una epidemia se tratara, la maldición del desamor primero se cernió sobre Elisabeth Hurley y su marido Arun Nayar.
La actriz anunció su separación a través de su perfil de Twitter, noticia que saltaba apenas unas horas después de que un conocido periódico británico publicara unas comprometidas imágenes de Elisabeth besándose con un nuevo hombre a la salida de un hotel en Londres.
Otros que han corrido la misma suerte han sido Scarlett Johansson y Ryan Reynolds que, tras varias semanas de rumores, por fin han confirmado su separación dos años después de su boda. En esta ocasión, dos son los motivos que se barajan como los posibles desencadenantes de esta sorprendente decisión. Mientras unos hablan de un desgaste de la pareja, quedando únicamente una relación de hermanos, otros afirman que el actor podría haberle sido infiel a Scarlett con una compañera de trabajo, que no podía ser otra que Blake Lively.
El protagonista de 'Dexter', Michael C. Hall, y su mujer Jennifer Carpenter, son los terceros en caer en la fiebre de las rupturas hollywoodienses. Apenas un día después de hacerse público su divorcio, saltaba la noticia de que el actor podría haber encontrado consuelo en los brazos de otra mujer, su compañera de serie Julia Stiles, aunque ha sido la propia actriz quien ha negado rotundamente tales acusaciones.
Por último, para cerrar una semana llenita de desamores, quizá la ruptura más sonada haya sido la de Zac Efron y Vanessa Hudgens. Hace unos días llegaba a su fin el romance que comenzó con 'High School Musical', en un principio, porque los años de relación pesaban ya demasiado sobre la pareja pero, poco después, como no, aparecía una tercera persona por medio: Leonardo DiCaprio, pero no porque estuviera liado con la actriz, sino por dar consejos amorosos a su joven aprendiz, quien parece seguir al pie de la letra todo lo que Leo le dice.