Su familia no quiere dar su nombre, ni siquiera el del centro educativo al que asiste cada día con el corazón encogido. Y no es para menos. Una niña de 11 años sufre acoso escolar o bullying desde hace dos años sin que la administración haya hecho nada al respecto, según cuentan familiares y personas cercanas a la menor. Es alumna en un centro del municipio de San Roque y ha comenzado ya, incluso, a “desatender sus tareas”, fruto de la situación de estrés que padece.
Hay capítulos en su día a día que se repiten con demasiada frecuencia. El “vacío” que le hacen sus compañeros de clase no ha cambiado en los dos últimos años. Pero a ello hay que sumarle situaciones mucho más graves, como agresiones físicas, burlas y rotura de su material escolar. “Incluso, cuando tiene que hacer trabajos en grupo, nadie quiere hacerlo con ella y los profesores le bajan la nota”. Ante tal situación, la familia de la niña ha puesto los hechos en conocimiento de la Guardia Civil. Se confirma que actuará de oficio en este caso concreto, pues ve indicios suficientes. Los agentes remitirán un informe a la Fiscalía de Menores. Además, pedirán a la Inspección Educativa que reclame a la dirección del colegio un informe de la situación que vive la escolar presuntamente acosada.
No es un caso aislado
Investigando sobre este asunto, VIVA CAMPO DE GIBRALTAR ha constatado que existen más casos de acoso escolar en otros centros educativos de San Roque. Se trata, por tanto, de un problema grave.
Las charlas informativas dadas por agentes de la Guardia Civil en los centros educativos de San Roque no han caído en saco roto, y ya han recibido información sobre casos en que los menores sufren actitudes por parte de compañeros que deberían haber obligado a activar los protocolos contra el acoso escolar en los colegios.
Estas actitudes irían, como en el caso que comentábamos anteriormente, desde la más común de hacerles el vacío para aislar a los compañeros hasta la rotura de su material escolar e incluso agresiones físicas. El protocolo en estos casos obliga a tomar nota de cada incidencia que se detecte con todos los datos posibles, y tratar a los posibles acosadores en un “aula de convivencia”, donde se les explicará la situación para que cambien su actitud. Así consta en la Orden de la Consejería de Educación de 20 de junio de 2011, por la que se adoptan medidas para la promoción de la convivencia en los centros docentes sostenidos con fondos públicos y se regula el derecho de las familias a participar en el proceso educativo de sus hijos e hijas.
La sorpresa viene cuando, según algunas familias, pese a que vienen detallados en dicha Orden, no se activan estos protocolos y los menores sufren durante años situaciones que merman su autoestima, bajan su rendimiento escolar y pueden llegar a hacerles abandonar el centro escolar.
Una familia denuncia que se les ha negado el acceso al psicólogo del colegio “hasta en cuatro ocasiones, cuando su intervención probablemente habría descubierto que el bajo rendimiento escolar respondía a una situación de acoso por parte de los compañeros en el colegio”. A raíz de estas denuncias se ha conocido que la situación no es específica de un solo centro. Más de una vez al consultarse por una situación en particular se descubren otros casos que no se habían denunciado.
Registro de incidencias
La Orden de la Consejería de Educación de 20 de junio de 2011 establece un protocolo que obliga a tomar nota de cada incidencia que se detecte con todos los datos posibles, y tratar a los posibles acosadores en un “aula de convivencia”, donde se les explicará la situación para que cambien su actitud