Un grupo de forenses, integrado por 11 expertos, testificó por videoconferencia en el juicio que sigue la Audiencia Nacional contra tres altos mandos por la errónea identificación de 30 de los 62 militares fallecidos en el accidente aéreo ocurrido en Turquía el 26 de mayo de 2003.
El portavoz del equipo, Antonio Alonso, afirmó que en febrero de 2005, casi dos años después del siniestro, se confirmó que 21 de los cadáveres habían sido erróneamente identificados y en otros 9 casos fue imposible hacerlo porque habían sido ya incinerados.
Según los expertos, en algunas de las bolsas incluidas en los ataúdes desenterrados se encontraron restos de hasta tres personas distintas a las del cuerpo principal enterrado, es decir tres perfiles genéticos en el mismo ataúd.
Esta circunstancia se llegó a comprobar en al menos un ataúd, donde se encontraron restos de tres de los militares fallecidos.
Explicaron que el estado de putrefacción que presentaban los cuerpos exhumados impedía afinar las identificaciones, y confirmaron que las muestras tomadas en Turquía el día del accidente se correspondían con las tomadas posteriormente en España.
Los forenses señalaron que las muestras se desarrollaron con tejido esquelético y aseguraron que los perfiles genéticos obtenidos un año y medio después son “iguales” a los obtenidos en Turquía el día del accidente.
Por su parte, Francisco Javier González Castilla, hermano del capitán Ignacio González, muerto en el accidente del Yak-42, afirmó que los responsables políticos de Defensa cuando se produjo el siniestro ocultaron toda la información y les trataron con “muchísimo desprecio”. Aseguró que el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, no les dio “ni el pésame”.
Además, el equipo de autoridades judiciales turco que tenía previsto declarar ayer por videoconferencia no pudo hacerlo por problemas técnicos, según informó la embajada de Turquía en España a la Audiencia Nacional.