“Me hinché de llorar cuando me lo diagnosticaron, pero inmediatamente me armé de valor por mi niño pequeño, que entonces tenía nueve años. ¿Quién iba a criarlo y a ser fuerte si no era yo?”, detalla con firmeza en la voz Rocío Cebrián, vecina de Antequera que fue diagnosticada de este tumor maligno hace una década, cuando apenas tenía 38 años.
Pero ella no se considera una enferma. Y tampoco una mujer ‘mutilada’. “Mi marido me llegó a afirmar que él me quería con dos pechos y con uno. Es más, yo he asumido tan bien la situación que muchas veces me dejo la prótesis encima del lavabo cuando me voy a duchar y salgo a la calle sin ella”, resalta Cebrián con una sonrisa.
Ella, junto a más de un centenar de féminas, forma parte de la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de la ciudad de Antequera, colectivo que ha puesto en marcha una innovadora iniciativa para ayudar a sus asociadas: un banco de pelucas.
Y es que durante el transcurso de la enfermedad la caída del pelo es vivida como uno de los peores momentos para las afectadas. “Es muy doloroso tocarte la cabeza y llevarte cientos de mechones en la mano. Yo siempre aconsejo a todas las mujeres que les ganen la batalla a los síntomas y se afeiten enteras”, continúa María Romero, presidenta de la asociación y ‘tocada’ por esta enfermedad desde hace unos nueve años. A partir de aquí se puede seguir siendo coquetas. De hecho, el banco de pelucas puesto en marcha por el colectivo persigue precisamente eso.
PELUQUERÍA ‘IMPROVISADA’
Desde hace unas semanas la asociación ha puesto en funcionamiento una peluquería ‘improvisada’ en la sede con la que cuentan en la calle Higueruelos, que permite a todas las pacientes inmersas en el tratamiento de la quimioterapia contar con una buena peluca durante el tiempo que éste se alargue. “Además, las profesionales que trabajan con nosotras les dan las claves para colocárselas sin que apenas se note”, continúa orgullosa Romero.
La sensación de pertenecer a un colectivo y de sentirse identificadas con mujeres que están pasando por el mismo trauma se presenta como una de las terapias más efectivas. “Sin embargo, a veces también es duro, porque cada caso nuevo que llega a la asociación hace que vuelvas a rememorar todo lo sufrido”, dice Pilar García, otra vecina de Antequera que con 64 años lleva siete luchando contra esta enfermedad.
A Dolores Montejo la operación de su cáncer la sorprendió en pleno nacimiento de su nieta. “Ella fue la que me dio fuerzas para seguir con ganas hacia adelante. Me acababan de quitar un pecho y me sentía más mujer y madre que nunca por mi niña”, continúo la vecina de Antequera, quien con 61 años lleva conviviendo con esta enfermedad desde hace siete años.
Los avances que se están impulsando en el terreno de la oncología y las reconstrucciones mamarias realizadas por los profesionales son resaltadas por estas mujeres como ‘fórmulas mágicas’ para elevar la autoestima de las afectadas. “Yo ya porque no estoy para ésas cosas, pero los pechos los dejan ahora los médicos como si nada te hubiera pasado”, dice Romero. Como lema, todas destacan lo mismo: “Cáncer no es igual a muerte”.