En febrero pasado aludía a que el 30% de las empresas tenían problemas para pagar en tiempo y forma, ¿ha mejorado la situación?
“Queda pendiente la revolución de la administración y la burocracia. No se puede esperar seis meses para abrir un negocio”—La recuperación es innegable, pero va a distinto ritmo en función de las zonas. Las perspectivas para 2018 son buenas. Habrá que tener en cuenta los riesgos, cómo nos afecta el factor institucional, caso de Cataluña, a la que le compramos desde Andalucía 3.500 millones de euros y ellos a nosotros 2.000 millones. Pero los datos macros son mejores que el año pasado, los de creación de empleo y el saldo neto de creación de empresas es positivo. Las referencias de los principales sectores es que van mejores que en 2016 y las expectativas son buenas pero con la sombra de duda del ámbito institucional, va a ser un año en el que no habrá elecciones, y eso aporta tranquilidad al sector e invita a pensar que 2018 será un año de crecimiento.
¿Cuáles son las zonas en las que se nota mejor la recuperación?
—El Campo de Gibraltar tiene un importante crecimiento con respecto a las demás. Por sectores hay picos importantes, como ocurre en el aeronáutico y en el naval. La agroindustria es la joya de la corona y con capacidad de crecimiento. Hay un amplísimo tejido de micropyme, aunque tarda más en crear empleo sin un tejido industrial más amplio.
¿Cuántas empresas se han creado este año?
—Hay más de mil empresas más. Lo que sí hay que especificar es que se da un perfil de nuevas empresas, con menos capacidad de capital y generador de menos empleo. Son empresas pequeñas y en la provincia hemos perdido buques insignias, pero lo importante es la suma, aunque no sean grandes empresas las que se instalen. En todos los sectores, por otro lado, no se crece por igual, ni se crean empresas por igual. Hay otras empresas que, además, aún arrastran problemas. Pero es cierto que se perciben mejores caras en los compradores y comerciantes. Hay mejor ánimo y las expectativas son que seguiremos así.
¿Cuántos años serían necesarios para volver a los número de empresas y de empleos que había antes de la crisis?
—Si crecemos a un ritmo de mil empresas nuevas por año y nos hacen falta 30.000 en la provincia se puede hacer un cálculo, aunque no se trata de una regla de tres; simplemente necesitamos inversores de fuera para que se requiera mano de obra. En este sentido, es importante seguir con el crecimiento de autónomos que se está registrando en la provincia y pequeñas empresas. Actualmente, el 60% de las empresas que se crean en Andalucía son por licenciados universitarios, y eso solo puede traer cosas buenas, mediante la aplicación de talento y la aplicación de habilidades. Espero que en cuatro o cinco años esta provincia pueda cambiar, junto a otras cosas que necesita, saliendo fuera con otro concepto de provincia, aglutinando esfuerzos y dando respuesta a un silogismo: cómo entender que una provincia que es líder en multitud de cosas, sumadas esas cosas no nos den una proyección exterior de provincia líder.
¿Qué empresas se necesitan para seguir bajando el desempleo?
—La filosofía está cambiando, porque la crisis vino a agravar la idea de me hago empresario por necesidad. Lo que queda es una revolución pendiente, la de la administración y la burocracia. Lo que no puede ser es que una persona que quiere montar un negocio se quede seis meses esperando a que le den una licencia, cuando no hay actividad ni licencias que dar. Hay una presunción de culpabilidad sobre quien quiere poner en marcha una actividad novedosa y la burocracia no sabe medir esas situaciones. Nada sobra a la hora de crear empresas.
¿Siguen teniendo las empresas problemas de financiación por parte de los bancos?
—Los bancos están respondiendo bien. En general, los proyectos empresariales están encontrando apoyo y financiación.
¿Qué le pareció la manifestación por el paro del pasado domingo?
—Fue convocada por 200 colectivos y acudieron unas mil personas. Que cada cual saque sus conclusiones. Y todo el mundo tiene derecho a manifestarse, faltaría más, pero también hay que tener en cuenta una cosa, para atraer más empresas a lo mejor también hay que gritar menos y generar menos conflictividad. Creo que la labor que se está haciendo desde las centrales sindicales es importante a la hora de generar menos conflictividad, y así vamos mejor que con manifestaciones en las que se gritan cosas como "la próxima visita con dinamita". Eso no ayuda a las empresas encargadas de poner la lupa sobre los lugares en los que quieren invertir.
Dice ATA que en diez años el 40% de los trabajadores serán autónomos...
—Creo que más. Si miramos diez años hacia atrás podremos comprobar cómo han cambiado las cosas en tan poco tiempo. Todo cambia muy rápido hoy en día, y también en las relaciones empresariales. Vamos a velocidad de vértigo y todos tenemos que evolucionar. Los autónomos también tienen que evolucionar. El reto es que cada uno nos hagamos esas preguntas. No se va a perder nada, pero todo está cambiando. Dentro de diez años habrá profesiones que aún no se han inventado. Hace diez años no existían los community managers.
¿Qué le parece la subida del peaje de la AP4?
—La subida es anecdótica si tenemos en cuenta que solo tenemos que esperar dos años más para recuperar esa carretera. La queja en todo caso nos sirve ahora para dar visibilidad a esta injusticia de pagar peaje sin alternativa. Ha estado dos años sin subir la tasa, y si sube ahora pero recuperamos la carretera en dos años bien está lo que bien acaba. Nunca hemos estado tan cerca de conseguir el fin de la concesión de la autopista. Esperemos dos años, que eso pasa volando.
¿A qué obedece que la tasa de paro haya bajado del 42 al 27%?
—Obedece a la evolución económica, al esfuerzo de empresa y trabajadores por la aplicación de la reforma laboral para evitar la sangría que se estaba produciendo y seguir con muchas dificultades y baja calidad de empresas y salarios. Ahora estamos creciendo.
¿Habría que suavizar ahora la reforma laboral?
—No hay condición sine qua non. La tocaría para perfeccionarla.
Las inversiones en obra pública han caído un 87% desde 2008 en la provincia...
—La pata de la inversión pública es uno de los motores de la economía. No sólo ha caída eso, también el mantenimiento. Todo el sector de la obra pública, dónde se ha ido. Eso hay que recuperarlo, porque es una de las patas de desarrollo y creación de empleo. También han caído las compras de la administración pública a empresas y el empleo vinculado a esas empresas de servicios.
La ITI es para cambiar el modelo productivo. ¿Le ve color?
—Le pido más celeridad. Debe hacerse compatible la dificultosa burocracia interna con la necesidad de que esos recursos lleguen de forma definitiva. Este año ha sido de lanzamiento y puesta en acción y espero que en 2018 veamos otras actuaciones. Pero le sigo teniendo fe a la ITI.
Se le pide un trato igualitario a Pedro Pacheco en prisión. ¿Tiene la sensación de que hay equilibrio?
—No y no me parece que sea una situación justa, independientemente de las normas y cumplimiento de las sentencias. Lo de Pacheco parece de risa, si no fuera tan trágico. Tiene mi apoyo personal, a título personal, no como organización, porque las circunstancias se están empeñando con él y creo que ya ha pagado con creces el castigo.
¿Le frustra lo ocurrido con Las Aletas?
—No me genera frustración, pero sí cabreo en estos 15 años, porque sigo empeñado en ser de los últimos en tirar la toalla. Hemos conseguido que las dos administraciones se sienten para que antes de fin de año se cree un consorcio. Merece la pena no perder los 92 millones de euros, el desarrollo logístico de una zona de primer nivel que no tiene otra alternativa, y habrá que refundarla creando un consenso alrededor de lo que hay que hacer.
¿Se interesarán las empresas para instalarse?
—Las empresas vinieron, las empresas se interesaron y cuando vieron lo que había nos dijeron "cuando ustedes arreglen esto, avísennos".
¿Qué le ha parecido el debate generado sobre el salario mínimo?
—El 4% me parece una importante medida para estimular el crecimiento económico de una franja de la población. Que un gobierno conservador haga esa propuesta y después diga que quiere que haya un acuerdo me parece como menos llamativo, porque en mi libro es al revés, yo hago una propuesta, siento a las partes e intento sacar un acuerdo, y a lo mejor la cifra es otra. Qué mensaje es el que se está dando de generosidad y a costa de qué. Hay días que los entiendo y días que no
¿Cree que la Bahía está desaprovechando la Zona Franca?
—La Zona Franca de Cádiz está colmatada, hace un año se amplió 150.000 metros más de los que un 30% ya lo tiene ocupado con actividad logística. Lo que esperamos es que en 2018 despegue y nos dé mejores noticias.
Hay gran interés por los vehículos eléctricos, ¿teme que haya saturación en ese mercado?
—En ese mercado no. El problema está en las baterías y hay problemas de capacidad todavía, pero el papel determinante de protección del medio ambiente te dice que eso no tiene vuelta atrás. La evolución será más rápida o no, pero vuelta atrás no tiene.
Uno de los retos de los empresarios es la economía sumergida. ¿Cómo luchan contra la misma desde la CEC?
—Solo conozco dos caminos. Uno, la sensibilización, porque denunciar no es ser chivato. Otro tiene que ver con la altísima tolerancia social con esa figura. Donde hay una economía sumergida le estamos pegando un tiro al pie a los empresarios y a los trabajadores, a la economía del bienestar.
Uno de los déficit de la provincia es el tema de las infraestructuras. ¿Servirá de algo el tranvía de la Bahía para mejorar la economía de la Bahía?
—La comunicación es desarrollo y generación de actividad económica. Nadie discute el impacto económico que ha tenido la creación de las autovías que unen Jerez y Cádiz o Jerez y Los Barrios. El desarrollo de infraestructuras es desarrollo de actividad económica, y si el tranvía cubre una conexión que no cubría Renfe, perfecto; la paradoja es que va a terminar siendo Renfe el operador del tranvía. Creo que será positivo, negativo no le veo nada.
La transformación digital de la provincia es una de la preocupación de las empresas, ¿pero cómo pueden sumarse las pymes a ese reto y dónde encontraremos el empleo capacitado para atender esa demanda?
—El problema es que no hay elección. Las empresas grandes están tirando de digitalización y o te adaptas o estás muerto. Este ha sido el año de más actividades formativas en ese tema y el 2018 va a ser mayor. Nuestra vida ha cambiado y cambiará la actividad económica y las relaciones laborales. Ya hay pymes que venden más online que a pie de mostrador. Hay ayudas para que las empresas se puedan adaptar a ese tipo de negocio, pero lo que hay que cambiar es la mentalidad y los procesos.
El talento que se genera se marcha por falta de oportunidades, pero, al mismo tiempo, ¿se está haciendo algo por la formación de los desempleados en la provincia?.
—Ha habido un parón en la formación tremendo, porque se ha hecho sospechoso a los que trabajaban en el sector. El talento puede regresar. Hay que dar salida a las personas de baja formación y tenemos excelente formación. El problema es a las personas sin formación tenemos un reto con la sociedad. Dejar de demonizar la formación.
¿De quién es fracaso que 3,5 millones de andaluces sufran pobreza y exclusión social?
—Sin duda de todos los andaluces que en conjunto no hemos sido capaces de dar respuesta a eso. Tiene mucho que ver con personas que no tienen formación, ni de terminar de estudios, ni de trabajar. Estamos en una especie de analfabetismo digital. Tenemos que ver cómo respondemos a esas personas. Pero las cifras me producen un horror porque son gravísimamente importantes. Y entre esas personas hay muchas que proceden del sector empresarial, porque algunos han quedado en situaciones que me gustaría que conocieran.
*Entrevista realizada en el espacio A Compás de Ondaluz TV con la participación de Pedro Espinosa, Roxana Saez y Manuel Parejo.