Así lo informó el ministro francés de Inmigración, Eric Besson, desde el lugar de los hechos, donde se trasladó por la mañana para seguir de cerca la operación.
Todo se desarrolló, dijo, “como estaba previsto y con delicadeza” por parte de las fuerzas del orden.
Los agentes necesitaron unas dos horas para vaciar este campamento situado a las afueras del puerto de Calais (noroeste del país) y habitado, en su mayoría, por jóvenes afganos que intentaban cruzar al Reino Unido.
Besson explicó que los detenidos, todos extranjeros en situación irregular, fueron trasladados a varios locales en los que se les va interrogar de forma individual, mientras que los que se declararon menores de edad se encuentran ya en “centros de acogida especializados”.
Los indocumentados, que en ningún momento opusieron resistencia, esperaron a los 500 policías y gendarmes encargados de la operación con banderas en las que defendían su derecho a habitar en la zona que ellos mismos bautizaron como “la jungla”, y con el apoyo de representantes de organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes.