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La alegría del futbolín

Volvemos a la normalidad, tanta que, salvo sorpresa, hoy después de varios meses vamos a tener Gobierno en este país que se sigue llamando España

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  • Futbolín -

Recién salido a la calle me topé con alguien que llevaba como regalo de Reyes un futbolín para el niño vecino de al lado y me dio la alegría de la mañana. Ya me la habían dado en casa con el roscón de El Artesano y los regalos que los magos de Oriente habían dejado por la noche al lado de los caramelos y de los vasos de agua y las copitas de anís que habían quedado preparadas para que  Baltasar, que ha sido  siempre mi rey, tomase energías para segur su largo camino. Y me alegré porque al salir me entristeció no ver a niños jugando por la calle con los coches teledirigidos, con un patinete o con un balón pegándole golpes a la pared. De hecho, y lo comentaba días pasados, ya casi no hay publicidad de juguetes en la televisión. Mucha colonia, hay colonias para dar, regalar y tirar, mucho coche, mucha historia pero juguetes, lo que se dice juguetes, prácticamente nada cuando hace unos años la publicidad jugueteril copaba todas las horas de la publicidad de la pequeña pantalla. Son otros tiempos desde luego. Y el pasado ahí quedó, el presente es el que es y el futuro Dios dirá lo que nos deparará. De momento para el más inmediato depara el retorno a la normalidad. Tanta normalidad que, salvo sorpresa de última hora, hoy mismo vamos a tener Gobierno, después de no sé cuántos meses. Podrá gustar más o menos. Habrá quienes no quieran que los separatistas estén o que los de Bildu tengan protagonismo, pero no caben dudas que un país, porque España sigue siendo, por ahora, un país, precisa de un Gobierno y parece que lo vamos a tener en esta vuelta a la normalidad que se preconiza para este 7 de enero, cuando las zambombas ya están guardadas, los niños se disponen a retornar al colegio, los nacimientos comienzan a quitarse de las casas, los árboles se guardan, los polvorones que no se han acabado se comienzan a devorar y la rutina del día a día vuelve a hacer acto de presencia, aunque ya se piensa en las igualás y en la proximidad de una Cuaresma que llegará a finales del próximo mes de febrero de este año bisiesto que ya ha comenzado y que ojalá no tenga nada que ver con ese calendario que nos iguala con el nefasto 36.

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