Muchas veces las prisas y precipitaciones nos dominan y perdemos el control y solo escuchamos a quienes piensan como nosotros, haciendo oídos sordos tanto a los que discrepan como aquellos que no están de acuerdo con nosotros.
La actividad política no puede desarrollarse entre tensiones e inquietudes, sino con calma y tranquilidad, teniendo la cabeza muy fría, que nos permita observar, analizar y tomar las decisiones oportunas con nuestras mentes despejadas de cualquier conflicto o de esa nube de tristeza que nos provoca melancolía.
No debemos caer en esos pensamientos obsesivos, sobre como van a salirnos las cosas, en especial si nos planteamos un cambio de escenario, sin que nuestros hábitos y rutinas nos estropeen la consecución de nuestros objetivos.
A veces somos rehenes de muchas prisas, porque queremos, entre amantes y detractores, eternos y temporales, brillos y opacidades, escaleras y ascensores, anhelos y necesidades aquello que deseamos, y cuidando los detalles vamos consiguiendo grandes cosas.
Vamos forzado entre carreras, con inyecciones de esperanza de un espectáculo, dentro de una sinfonía maravillosa, porque queremos cerrar una etapa o un trabajo empezado, que nos urge acabar para sentirnos libres y sin preocupaciones, procurando no estresarnos para acabar todo a su debido tiempo.
En ocasiones encontramos una respuesta a un problema que nos agobiaba desde hacía tiempo, y ese descubrimiento nos hace pasar momentos inolvidables. A pesar de todo movámonos en espacios seguros, sin atrincherarnos en el “nunca jamás “
No nos dejemos engañar por todo aquello que no conocemos bien, ni nos dejemos arrastrar por el oro de las obscenidades e indecencias. Expresémonos con más alegría de la que sentimos ahora, dando respuestas serenas y sin dejarnos llevar por el mal humor.
Necesitamos evadirnos de algunas realidades, alejándonos o acercándonos de lo que queremos, a oscuras o con las luces encendidas, sin atascos ni fronteras, sin guerras y con paces, teniendo un tiempo y un espacio para pararnos a pensar, compartiendo o combatiéndolo, queriéndolo todo sin renunciar a nada.
La referencia a la muerte es el mejor camino para apreciar las riquezas de la vida. Regalémonos esperanza, reforcémonos con ilusión, sin egoísmos y con generosidades, sin fatalismos ni resignaciones, entre mundo invisibles y realidades vaciadas.
Hay gente que cree en nosotros más que nosotros mismos, y que, entre afanes y refranes, es capaz de romper el ritmo sin que la fiesta pare. Hay sin embargo otros que solo esperan escuchar que les den la razón. Es inútil dedicar tiempo a debatir de cualquier tema con estos sujetos. Solo hablan con ellos y de ellos mismos.
Debemos buscar aliados, no enemigos ni adversarios, sin alimentar compromisos desagradables, ni dejar que la parte más egoísta de nosotros, salga a relucir y se imponga.Vemos a demasiada tropa dispuesta en salir en las redes sociales cada minuto del día.
Hemos de salir del colapso y ser hábiles a la hora de expresarnos. No demos la espalda a nuestras emociones y abramos nuestros corazones a lo que pueda suceder, sin dejar que aflore ningún sentimiento de culpabilidad.