¿Por qué en los campos de girasoles no hay generalmente malas hierbas? Investigadores de la Universidad de Cádiz partieron de ese interrogante e iniciaron un estudio.
La respuesta, aseguran, está en el propio girasol, concretamente en el envés de sus hojas, donde se acumulan ciertas sustancias capaz de eliminar plantas competidoras para el cultivo. Gracias a ese descubrimiento, han conseguido crear nuevos herbicidas ecológicos.