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Partidazo (3-3)

Rakitic por doble partida y Negredo no finiquitaron un choque que Pabón, Rubén Castro de penalti y Nosa en los últimos instantes del encuentro empataron un loco partido. Mel dedicó presuntamente a los Biris una peineta en el tanto definitivo.

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Sin palabras. Betis y Sevilla empataron a tres goles en un partido marcado por una primorosa primera parte del conjunto sevillista con dos goles de Rakitic y un tercero de Negredo que parecía definitivo; el gol de Pabón al filo del descanso, Rubén Castro de penalti a pocos minutos del inicio de la segunda mitad y Nosa en el 90, certificó un caótico empate que deja a ambos equipos de cara al objetivo europeo con opciones dispares.

La tensión se mascaba desde el primer minuto. En el aire se podía respirar la importancia de un partido que más que tres puntos en juego, existía un objetivo mayor por el que luchar. Con más hambre y empujado por el afán de una afición entregada, el Betis salió a por el partido. Sin embargo, un saque de esquina a favor del conjunto verdiblanco se convirtió en una contra que Rakitic a pase de Reyes, aprovechaba un error clamoroso de Adrián en la salida haciendo el 0-1 en el minuto 7 de partido. Los focos como en la ida, volvían a apuntar al guardameta canterano.

Descontrolado el bloque de Mel, sin centro del campo y con muchos nervios, dejaba fácil circulación por parte de la escuadra sevillista que con apenas tres toques se plantaba en el área local. Efecto efervescente en unos primeros 15 minutos de auténtica locura donde se pasaba del empate de Juan Carlos a la volea de Negredo. Beto y Adrián por momentos se convertían en los protagonistas del choque. Así, se sucedían las llegadas en un envite donde los ataques claramente superaban a las defensas.

Ni 20 minutos pasaban en la primera parte cuando otro fallo en la parcela defensiva, propiciaba una rocambolesca jugada en la que Rakitic cedía en posible fuera de juego posicional el balón a Negredo que, rebotado por Chica, devolvía el cuero al croata que fusilaba en área pequeña haciendo el segundo de la noche. Calamitoso el Betis fuera del partido. Inconmensurable el Sevilla que leía el duelo a la perfección como en tantas otras ocasiones. En estas, Del Cerro Grande demostraba su incapacidad manifiesta para dirigir un encuentro de tal enjundia tomando decisiones erráticas en cada acción.

El empaque del Sevilla era total. Demostrando manejar el partido a la perfección, en el 33, se consumaba la catástrofe bética y el triunfo colosal rojiblanco. Rakitic una vez más, el mejor del conjunto visitante, cedía un balón a Reyes que el utrerano, primoroso en la visión de juego, metía un pase por delante de la zaga verdiblanca al desmarque de Negredo que incrustaba la pelota en las mallas firmando un 0-3 acorde con la fisionomía de un derbi totalmente dominada por el Sevilla.

Al filo del descanso, el encuentro parecía dar un leve respiro al Betis que, como consecuencia de un fallo de Medel en la entrega del esférico, era culminado por Pabón elevando por encima del meta portugués sevillista el gol que llamada a la esperanza en el minuto 43. Con el 1-3 en el luminoso del Villamarín se marchaban ambos escuadras a vestuarios.

Más mordiente de Mel en la segunda mitad sustituyendo a Juan Carlos por Jorge Molina reordenando la línea ofensiva. Tal y como arrancaron los segundo 45 minutos, el partido prácticamente seguía el mismo hilo. Sin embargo, una nueva luz al final del túnel hizo acto de presencia. Fazio choca contra Rubén Castro y la pena máxima, señalada por el asistente, es cobrada por Del Cerro Grande. El canario transforma el penalti que llega a tocar Beto pero sin terminar de evitar el 2-3 en el 53 con todo por decidir.

Tres minutos después, un manotazo de Medel a Cañas propinaba la segunda amarilla para el chileno que, sumada a la de la acción del penalti a causa de una protesta, terminaba con la expulsión del mediocentro sevillista. Las tornas se cambiaban y el Villamarín subía de temperatura y sobre el césped, se trasladaba dicha intensidad.

Vadillo saltaba el campo en sustitución de Campbell. A la desesperada el Betis y con superioridad numérica, presionaba constantemente y ahogaba la salida de balón de un Sevilla perdido y pertrechado atrás aunque sin perderle la cara al envite. Instante en el que Emery movía el banquillo por primera vez dando entrada a Perotti por Reyes.

No obstante, a medida que avanzaba el encuentro se notaba el cansancio. El cuadro verdiblanco rebajaba la tensión mientras que el conjunto sevillista apuraba con inteligencia la recta final del duelo. Nosa en el 80 entraba por Paulao agotando Mel su carrusel particular de cambios. A continuación, Maduro saltaba al campo en detrimento de Kondogbia con objetivo de reforzar la medular rojiblanca.

Y en el 90, cuando todo parecía perdido, un centro desde la derecha de Pabón al segundo palo era rematado por el recién salido, Nosa, que con una potencia brutal, cabeceaba el 3-3 ante el delirio de la parroquia helipolitana provocando un estallido de alegría indescriptible al margen de una extraña celebración. Pitido final y un empate que sabe a gloria para el Betis y deja con la miel en los labios a un Sevilla que se veía vencedor.

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