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Desde la Bahía

Hay que encontrar la vulnerabilidad

Es posible que como ahora no se ruedan películas en Almería, queramos nosotros a semejanza con el “americano”, transformar España en el Oeste Europeo.

Publicado: 27/09/2020 ·
21:06
· Actualizado: 27/09/2020 · 21:07
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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Es demasiado el estrés diario a que nos someten los medios de comunicación. La gente consciente no puede disimular su miedo. Miedo a la enfermedad, a la pérdida de la vida, a la miseria que esta pandemia está ocasionando. La Babel parlamentaria sigue hablando diferentes idiomas, ininteligibles e incapaces de llegar a alguna coordinación. Aun en las desgracias hay que aprovechar errores ajenos o resentimientos propios para erigirse en mayoría estadística, preludio de seguir ostentando el poder. La memoria se hace democrática en medio de un tumulto de fraudes históricos y la verdad se esconde como los bandoleros en las escarpadas sierras para evitar que el felón poder actual, pueda arrestarla definitivamente.

Al miedo ahora añade el ciudadano responsable la náusea que estos hechos le producen. No somos las cabras que saltaron efusivamente cuando por primera vez probaron los aromáticos granos de café. Necesitamos para saltar algo más que unos discursos de fragante falsedad o el paso de una Monarquía a República, sobre todo si van a seguir en el poder las mismas personas, las mismas actitudes, la misma inepcia, la generalizada mediocridad, el reparto equitativo de la miseria y el óbito de la capacidad de superación.

El creer que el izado de una bandera tricolor, bajo los enrojecidos ojos del fanatismo, incapaces de ver y tolerar algo distintos a sus ideas, será el analgésico que el dolor hispano precisa, es tan absurdo como creer que el caballo nos estará eternamente agradecido por ir nosotros montado a su grupa, aunque mantengan silencio porque recibe a diario el sustento.

Las noticias crecen con la misma rapidez que la replicación viral. En esta semana los dirigentes de la capital de España lanzan un ultimátum al Gobierno central, pidiendo colaboración, para impedir un ahogo sanitario que empieza a palparse. Aunque parcial y siempre con la ventana abierta de la deslealtad, se ha conseguido, pero a última hora emerge su ruptura. 

Andalucía se une al cañón de la contaminación y lanza un fuerte disparo de contagios. Pero siempre hay algo peor. El español comienza a considerarse en los demás países del mundo, como un individuo a evitar, al que hay que cerrarle el paso hacia sus fronteras, al modo que se ha hecho a lo largo de la vida con los leprosos, confinados a sus leproserías. Además, dentro del territorio nacional comienzan a levantarse voces en ese mismo sentido por los que siempre mostraron su poco cariño. Y ahora se une a los deteriorados, prestigio, dignidad y respeto del español, las afirmaciones coronadas con aires de sentencias que los medios de comunicación de algunos países estan dando sobre la falta de libertad, protección de la propiedad individual y cumplimiento de las leyes, que a diario se observan en nuestra nación y que contribuyen a una caída todavía mayor de nuestra derruida economía turística.

Es posible que como ahora no se ruedan películas en Almería, queramos nosotros a semejanza con el “americano”, transformar España en el Oeste Europeo. Aquí el que más grita o escandaliza, sobre todo si va apoyado por pancartas, manifestaciones y oscuras sombras de alguien con poder, encuentra el oro que le abre las puertas a todo tipo de derechos, cierra las ventanas del deber y deposita en la corriente del río todos los códigos que a su paso encuentra.

El Estado no puede ser celestina de un Calixto que no respete la propiedad individual o una Melibea, siempre dispuesta al adulterio de las Leyes. Convendría recordar sus tres poderes: 1) Poder Legislativo. Cortes Españolas (Congreso de Diputados y Senado). 2) Poder Ejecutivo. Presidente y Ministros nombrados por él.  3) Poder Judicial. Jueces y Magistrados. No hay cuarto poder. La Prensa (siempre así considerada) y los demás medios de comunicación son la voz viva y libre de representación del pueblo español, siempre aliada a la concordia y el cumplimiento justo y legal, pero nunca con ambiciones de mando.

Hay que saber cuáles y donde están las grietas que puedan hacer vulnerable alguno de estos tres poderes para sellarlas en el menor tiempo posible y no olvidar el lema de que garantizar la integridad física, la propiedad individual, la libertad y el cumplimiento de los derechos y deberes de todos los ciudadanos, son condiciones sine qua non de todo Estado que quiera tener legítimamente el apellido de Democrático.

 

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