Sensatez para el Museo

Dijo ayer la delegada territorial de Cultura, Turismo y Deporte, Pilar Salazar, que los ciudadanos no entenderían que el Museo Ibero no pudiera abrir sus puertas por culpa de un trámite administrativo. Y no le falta razón. El Museo Ibero, del que empezó  a hablarse hace dos décadas y que echó a andar  a principios de este siglo, más parece un proyecto maldito, como tantos en esta tierra.
Ahora que las obras parecen encauzadas definitivamente tras no pocos parones, resulta que una controversia de tipo legal amenaza con dilatar aún más su finalización. Dice la Junta que para poder recepcionar las obras (que ahora están al 73%) es preciso contar con la titularidad del edificio e inscribirlo en el Inventario de Bienes de la Junta. Por tanto, reclama al Ayuntamiento la cesión de los terrenos. Pero el Consistorio se escuda en el convenio firmado en 2004 entre cuatro Administraciones (Estado, Junta, Diputación y el propio Ayuntamiento) para asegurar que ya cumplió con su obligación con la puesta a disposición de la Junta de los terrenos de la vieja cárcel. Probablemente, las dos partes enfrentadas  tienen razón en sus argumentos, pero bien harían en sentarse a dialogar, más pronto que tarde, para encontrar una solución con encaje legal que deje la polémica en algo anecdótico.De no ser así, los ciudadanos no lo entenderían.