Aunque las posiciones se encuentran aún distantes, y “lo más difícil está por delante” para llegar a un acuerdo en la reunión de Copenhague, en diciembre, que sustituya al Protocolo de Kioto, “la dificultad no es excusa para la complacencia”, sostuvo el presidente estadounidense en su comparecencia en la cumbre sobre cambio climático que tuvo lugar ayer en la ONU.
Un centenar de líderes de todo el mundo se dieron cita ayer en Naciones Unidas para acudir a este foro convocado por el secretario general, Ban Ki-Moon, y tratar de acercar posiciones para un recorte de las emisiones de gases contaminantes.
En un discurso que fue acogido con aplausos pero no entusiasmo por los líderes presentes, Obama instó a la colaboración de cara a Copenhague y subrayó el cambio de posición de su país desde su llegada a la Casa Blanca pero –conocedor de que tiene las manos atadas por el Congreso de EEUU en este asunto– apenas ofreció propuestas concretas.
El presidente estadounidense, que ha buscado impulsar la lucha contra el calentamiento global desde su llegada a la Casa Blanca, reconoció que en el pasado EEUU estuvo lento a la hora de reaccionar pero “ha llegado una nueva era” y Washington “está decidido a actuar”.
Estados Unidos, sostuvo, “ha hecho más por promover una energía limpia en los últimos ocho meses que en cualquier otro momento de nuestra historia”, con medidas como nuevos estándares para el consumo de los automóviles.
Además, anunció, buscará el fin de las subvenciones a los combustibles fósiles en la cumbre del G20, que se celebrará en Pittsburgh (EEUU) el jueves y viernes, otra cita en la que el cambio climático ocupará un lugar destacado.
Obama reconoció que lograr un acuerdo “no será fácil”, pues se busca en momentos en los que el mundo vive una recesión global y la principal prioridad es la recuperación económica.
Hasta el momento, el logro de un acuerdo se ha visto complicado por la resistencia de los países en vías de desarrollo, y en especial de India y China a adoptar metas para el recorte de emisiones.
Estos países alegan que Estados Unidos, responsable de una cuarta parte de las emisiones mundiales, debe adoptar medidas más drásticas.
La adopción de metas de reducción de emisiones depende en Estados Unidos de la aprobación en el Congreso de legislación que prevé la reducción para 2020 de emisiones a los niveles de 1990, pero el Capitolio, centrado ahora en la reforma sanitaria, ya ha indicado que no adoptará medidas hasta el año próximo.
Obama reiteró que los países desarrollados liderarán mediante la inversión en energías renovables, la promoción de una mayor eficiencia en su consumo y mediante una reducción de emisiones, a medio plazo en 2020 y a largo plazo para 2050.